Reseña: La piedad del Leviatán

   ¡Hola, letritas hermosas!

   Hoy vengo con una reseña, que no son lo usual en este blog, pero que me gustan mucho en GoodReads, donde las escribo cortas y muy resumidas. Esta ocasión es una reseña algo diferente, porque no es una novela ni tampoco una crítica de contrastes como la que hice recientemente de 9-1-1. Se trata de un poemario que me ha sorprendido de buena manera: La piedad del Leviatán, de Ismael López. Disponible en OléLibros y Amazon, y con ficha en GoodReads. Agradezco a Ismael por proporcionarme una copia de su libro, ha sido un honor.

   Esta reseña la dividiré en tres secciones pequeñas: expresión del yo lírico, la calidad de los poemas en cuanto a forma y construcción, y las referencias intertextuales.


   Ahora sí, empecemos con el yo lírico. La voz interna que se expresa desde mi punto de vista es elegante. Se desenvuelve suave, mesurado en sus sentimientos, no suelta palabrotas como es común ver en mucha de la poesía contemporánea (y lo cual odio, pues me resulta contenido vulgar con pretensiones de impacto que al final quedan vacías).

   Sí, hay una emotividad innegable, propio de la poesía. Es claro que hay expresión de sentimiento, pero, como dije antes, no es un Catulo expresándole su amor fulgurante a Lesbia ni tampoco un Ovidio sufriendo una aflicción profunda por su exilio. Resulta pues, en un intermedio donde los sentimientos y sentidos son dichos, y una vez dichos, se sueltan en el mar. No se siente ni limitado ni forzado (al menos desde mi punto de vista), sino como algo de estilo personal, así como es personal la súper expresividad de los otros dos poetas que mencioné.

"El desamparo mata
cuando el escamoso lomo de la autocensura
te aprieta en la boca hasta partirte la mandíbula" (Buenas razones).

   Esta voz puede ser muy directa, sin ser repelente ni incómoda. Cita si lo necesita para explicarse, usa las palabras que posee en su inventario para darse a entender, no para fanfarronear que usa un diccionario de sinónimos grandilocuentes. Aunque, claro, no piensen que Ismael abusa de un verso híper decorado. No, no, pero cuando una palabra tiene que usarse, se usa y suena natural. Como dije, tiene una voz precisa que prefiere la sencillez.

"Solo entonces
la enormidad de nuestra historia
se verá minúscula ante la pupila del monstruo,
y ya no estaremos preparados
para decir
adiós" (El adiós).

   Ahora bien, sobre la calidad de los poemas en cuanto a forma y construcción. De esto me parece razonable decir que los poemas se encuentran bien equilibrados. El verso es libre y no existe la rima de vocales y consonantes que se nos enseña en primaria (¿sabían que en griego y en latín lo que importaba era la métrica aprovechando la sonoridad del propio idioma en vez de buscar finales que concuerden?). Pareciera que es un extra decirlo, pero me he topado con personas que si no hay rimas o versos exactos como en la poesía de siglos atrás, pues no les gusta o piensan que es "mala poesía". ¡Qué sé yo!

   Los recursos literarios son aprovechados por Ismael. La metáfora y el símil, como suele ser, es una figura favorita para crear imágenes y expresar sentimientos:

"Sigo mirando las mandíbulas de la ciudad desde la salvaguarda de las páginas.
Su voracidad no conoce hartazgo,
extiende la sepsis de la sociedad 
como los tentáculos el ceto de Poseidón,
agitador de la tierra" (Heroísmo de poeta).

   Los lamentos de errores humanos, incertidumbres y penas que calan en nuestra especie se mantiene constante, con un hilo conductor (o estructura interna de los poemas) que sería llevado principalmente por el libro Moby Dick y el poeta Walt Whitman. Es interesante, las reflexiones y pensamientos regresan a esta inmensidad, a lo monstruoso, a esta criatura marina..., pero sin necesidad de expresarlo de forma literal todo el tiempo. Israel Muñoz, autor del prólogo, menciona bien que este compilado de poemas son resultado de numerosas lecturas y relecturas.

"Su nombre es mímesis 
según los antiguos;
absurdo, según yo 
que nada sé,
que piensa que la emulación solo es un vago intento,
un placebo de una enfermedad inexistente" (Página en blanco).


   Lo anterior me lleva a mencionar las referencias intertextuales. Es lo que más me ha encantado de estos escritos. Porque el no atiborrar con sentimientos y mantener una sencillez bonita permite que la buena cantidad de referencias sean apreciadas. Los textos integrados son utilizados para formular nuevas intenciones, un tejido de expresiones que se forma en poemas nuevos salpicados de las lecturas en la cabeza de su autor.

   Si no han leído mucha literatura clásica, tal vez puedan empezar buscando los nombres mencionados. No están manchados con politiquería barata para ideologizar un monstruo e insultar a la mitad de la población por su pensamiento o por una característica de nacimiento. Lo que hay es una influencia mítica grata, una que me hace pensar "¡hey, entendí esa referencia!"

   No hay un héroe reducido a una característica de poca importancia, a veces inventada, por el puro fetiche. ¡No! Rayos, cuánto esperaba leer referencias mitológicas de mis contemporáneos sin caer en "los 'X' siempre son buenos y los 'Z' son malos". Cuesta montones. Estoy harta de los mismos clichés. No me están dando la reinterpretación de un acto heroico convertido en tragedia ni nada extravagante, claro, pero me dan algo lindo, apreciable. Esta ha sido una lectura refrescante.

"Si Sísifo olvidara
la caída
del castigo,
no volvería a posarlo en la cima, nuevamente" (Destino).

   Y es que no es sólo la mitología griega. Ismael también hace uso de filósofos, puntuales momentos históricos y en un par de ocasiones, la Biblia:

"Y el silencio,
como el hijo de David,
exige toda la sabiduría que nos falta" (Donde los libros). 

   Por supuesto, no hace falta leerse a cada poeta o filósofo clásico ni entender todo el contexto de cada mito mencionado, mucho menos leerse a dedo Moby Dick (aunque reconozco que ayuda mucho entender por lo menos de qué va ese libro). Los versos pertenecen a un yo lírico "docto" que se deja leer por quienes quieran, incluso si no están tan entrados en materia. Esto no es una saga de productos en el que hay que ver treinta películas para entender otra.

"La mañana no busca la eternidad,
sino la juventud.
De no ser así,
besaríamos calaveras,
y Aurora, más allá de los versos de Lucrecio,
aún peinaría
el cabello cano de Titono.

Pero ya nadie lee a Lucrecio, por desgracia,
ni se apiada del surco y la arruga
que seremos" (Miserable Titono).

   Sí, sin duda ha sido una lectura grata que por supuesto recomiendo. Si son fans de la mitología clásica, mucho mejor. No puedo agregar más material a esta reseña, pero sí mencionar dos de mis versos favoritos:

"musitando nombres que nadie nombra"
"yo también busco un alma que entregarle a mi alma" (Fedallah)

   Ahora, sin más, me despido y deseo que tengan lindas lecturas.

   Atentamente, una beta de por ahí, ¡Chao!

Comentarios

  1. Buenísima la reseña. Me ha encantado. Se nota que lo has disfrutado y has sabido plasmarlo. Yo también he leído el poemario y suscribo cada palabra.

    Isabel.

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    1. Hola, hola. Sí, es verdad que me ha gustado mucho el libro jaja, qué bueno que se note porque es lindo cuando uno puede recomendar buenas lecturas.
      Saludos. (:

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  2. Gracias por esta bella y acertada reseña. Un tríptico acertado, informado y bien enseñado. Si algo le adorna a Ismael López es el gran conocimiento de la sabiduría CLÁSICA y por supuesto todas las lecturas que lleva en el alma. Reiterar las gracias por esta acertada reseña y esperando que el poemario sea perfumado por los dioses de los tréboles ♣️.
    Santiago Cerro el Gorrión de las Ondas
    montandoalavida.blogspot.com

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    1. ¡Hola! Ha sido un placer escribirla. Es cierto, Ismael supo plasmar muy bien sus conocimientos clásicos y los sentidos que tanto caracterizan a la poesía.
      Saludos :D

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