Crear un título

   ¡Hola, letritas hermosas!

   ¿A quién no le ha costado alguna vez elegir un nombre para un poema, escrito o novela? Si alguien no levantó la mano, por favor, cuéntenos su secreto. Pero para los que no (y va también para mí), hoy les traigo algunos consejos sobre los métodos que yo utilizo para poder nombrar mis escritos con mayor soltura y facilidad.


   Para empezar, siempre hay que tener algunas interrogantes en mente: ¿De qué trata nuestra obra? ¿Qué palabras podrían identificarla? ¿Cómo nos gustaría identificar o clasificar nuestra obra? Es importante saber qué queremos transmitir; por ejemplo, si es un libro de misterio no podemos darle un nombre que eche a perder el misterio: o sea, digamos que buscan un objeto misterioso y hasta el final se revela lo que es, pero el título se llama exactamente como ese objeto; eso es spoiler y por lo tanto, no sirve.

   Me queda más fácil, en este caso, explicarme a través de un ejemplo. Así que pondré una trama al azar y luego buscaré cómo ponerle un nombre.

   Nuestro pequeño libro de prueba trata sobre un asesino en serie (que es diferente de psicópata, cabe aclarar) que se “enamora” de una mujer común y corriente. Los motivos para asesinar de este hombre treintañero es una segunda personalidad, la cual es cruel y calculadora. La mujer es cortejada por la linda personalidad del hombre, pero, ya que él tiene otra personalidad que es manipuladora y de la que ella no se percata, es incitada a ayudarle con los crímenes. Ella entonces se ve atraída por el morbo y el sentimiento de poder al quitarle la vida a las personas, por lo que se vuelve su compañera de asesinatos.

   Hasta ahí todo bien, pero digamos que se me ocurren varios posibles nombres y los enumero para analizarlos:

   Estos serán los títulos directos con la trama:

   a-. El asesino que se enamoró.
   b-. El amor de un asesino.
   c-. Pareja de asesinos.
   d-. La mujer enamorada de un asesino.

   Y estos los títulos indirectos:

   e-. Moral antimoral.
   f-. La moral de una enamorada.
   g-. El precio del poder.
   h-. Asesinando la moral.
   i-. La flor que murió por amor.

   Pero resulta que no me terminan de convencer y mezclarlos en un sombrero para luego escoger al azar no me resulta lindo (aunque probable, ¿por qué no?). Así que escojo los que me gustan más y trato de discernir cuál es el mejor. Sin embargo, tampoco me encantan; así que los modifico y combino entre sí para tener otras opciones.

   Termino fusionando el título “a” y el título “i” y resultaron en: “El asesino que se enamoró de una flor” (todo metafórico y dramático). Y capaz que los títulos “b” y “f” crearon otro nombre: “La moral de un asesino enamorado” (este me suena a síndrome de Estocolmo).

   Bueno, digamos que lo anterior no me sirvió de absolutamente nada y todos los títulos son inútiles. Así que recurro a otro método; considero el argumento de la historia y confecciono una lista de palabras relacionadas al tema para luego mezclarlas.

   a-. Asesino
   b-. Amor
   c-. Personalidad doble
   d-. Persuasión
   e-. Poder
   f-. Mujer
   g-. Homicidio
   h-. Pareja
   i-. Engaño

   En la cocina de letras combino “amor”, “persuasión” y “poder” en: “Persuadiendo con amor y poder”. O puedo hacerlo más simple y dejar las palabras “asesino” y “amor” para el título: “Asesinando con amor” o “Asesinando por amor”.

    Todo esto depende del enfoque, si quiero que se le preste mucha atención a algo entonces mi título puede dar una idea. Sigamos con el ejemplo: “Los homicidios de una pareja” o “La seducción de un asesino”.

   Eso por un lado; y por otro, podría sintetizar la idea base (o una situación) en un par de palabras o sólo una. Por ejemplo, digamos que este asesino vive un lugar llamado “Aguedra” y es relevante para la trama porque todo gira en torno a la ciudad o lo que sucede está condicionado por la misma; así que el libro puede llamarse con dicha ciudad o con algo relacionado a ella: “Los asesinatos de Aguedra”, “Un amor fatal en Aguedra”, etc.

   Otra cosa, digamos que es relevante y profundo el caso de un grupo social, una condición de los personajes (raza, origen...) o una idea o meta que ellos tienen; entonces nos iríamos por un lado indirecto, simbólico o metafórico. Siendo así, podríamos llamar este libro de prueba: “El dilema” o “Poder sobre la vida”.

   Lo importante es que le pongan amor y no se desesperen cuando no logran obtener algo que les encante. A veces tarda meses encontrar el nombre perfecto. Incluso puede que se le cambie el nombre muchas veces (como a los trabajos de investigación académicos…, sí, voy a usar este espacio para lloriquear por eso). Por eso les recomiendo, letritas hermosas, que no se aflijan y se relajen; así las ideas van a fluir mejor…, o quizá no, quizá trabajen bajo presión, ¿qué sé yo?

   Cuéntenme, ¿qué métodos siguen para nombrar sus textos? ¿Les ponen el primer título que se les ocurre o usan los nombres de los protagonistas?

   Atentamente, una beta de por ahí, ¡chao!
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