¡Hola, letritas hermosas!
Tenía ganas de escribir algo diferente sobre el mundo que rodea a los personajes. He hablado sobre elementos y partes del paisaje, pero ¿cómo escribir dichos elementos? Estuve estudiando y analizando mis métodos, así como la narrativa de compañeros escritores y creo que ahora sí puedo redactarles esta entrada.
Lo primordial antes de detallar una calle o un paisaje natural es siempre tener claro cómo es y qué aspectos del mundo vamos a mostrar con dicha porción de mundo. Si un autor describe cómo es un desierto helado de roca gris en la que habitan animales mágicos que se esconden en la niebla que durante la noche cambia de color bajo la luz lunar, el lector esperará que los personajes visiten ese desierto tan singular. ¿Qué pasaría si sólo lo mencionamos para decir que ellos al final no van a ir o que nunca fueron? Los lectores se van a decepcionar. Algún personaje tuvo que tener vivencias allá o las tendrá, no hay de otra, de lo contrario el paisaje no nos sirve por más fantástico o realista que sea.
Si un personaje visita una ciudad nueva o recorre la propia, las sensaciones no se podrán reducir a “estaba fascinada por esas calles desconocidas” ni a “se aburría de las mismas casas de su barrio”. El lector no sabe cómo son esos lugares, no tiene idea de qué le aburre al personaje y qué le fascinará cuando descubra algo nuevo, no sabe qué le gusta al personaje de la ciudad o por qué le gusta. Así que en estos casos es importante que el mundo se mueva con los personajes y la cámara no se olvide que el personaje no vive en la nada.
Hay que olvidarnos del “contar” por un momento ya que nuestra prioridad es “mostrar”. La solución fácil es decirnos tan sólo un par de detalles de los que disfruta el personaje: “Fulana estaba fascinada por los colores térreos de las casas, las cuales tenían techos puntiagudos y pronunciados. No se le parecían en nada a los hogares que rodeaban el suyo, que eran bajitos y anchos, pintados de colores brillantes y rodeados de macetas tanto en el suelo como colgadas de los planos techos”.
En las descripciones de las ciudades o espacios naturales veremos detalles de estatus social, elementos culturales, clima, ambiente natural, higiene, seguridad, estética (qué colores predominan dependiendo de la cultura y qué materiales usan normalmente) si tienden a los edificios altos o más bien a los anchos o pequeños. Si las construcciones están apiñadas y las cosas se levantan sobre otras y crean laberintos que sólo los que viven allí pueden librarse de quedar atrapados en tanto caos.
Otros dos aspectos para pensar y modificar en nuestra mente antes de ponerlo en papel son la calidad de vida y el desarrollo urbano. Por ejemplo, algo que evidencia muy bien qué tan avanzada o decente puede ser un barrio o ciudad es cómo se distribuye el agua y cómo se evacuan las aguas pluviales y residuales. Digamos, con que me digan que en un pueblo los desechos del inodoro pasan a las cunetas (también llamadas caños) y están a vista de todo el mundo entonces sé que tiene un problema de acueductos y que no goza de tanto aseo ni desarrollo como otros pueblos.
Por eso la investigación es importante. Una simple búsqueda en internet de tipo “partes de una casa” o “vocabulario básico de la ciudad” nos dará herramientas para usar y tomar en cuenta para darle a conocer a nuestros lectores ese mundo que estamos imaginando. Más allá de colores y tamaños, podemos ser un poquito específicos. Inventemos una casa que una tal Sofía visitó: esta era ancha y pintada de beige con azul. Las columnas del pórtico tenían flores talladas en el capitel y en las bases unos arbustos de sacuanjoche estaban floreciendo. Con la misma delicadeza, los geranios relucían radiantes en las macetas de las dos ventanas que enmarcaban la puerta de madera oscura. Los postigos* estaban cerrados y la quietud que rodeaba el amplio jardín de la propiedad acrecentaba la sensación de paz.
*Postigo: un tablero que tapa una ventana por dentro o por fuera para impedir que entre el aire o la luz; puede ser también una puerta pequeña o de menor importancia en una muralla o en una puerta más grande.
Como se ha notado, siempre es importante tener un banco de adjetivos y recordar que un objeto puede tener más de una percepción. Por ejemplo, el mar puede ser de un tono azulado o verdoso y también se puede comportar con bravura cuando hay una tormenta que lo agita y le quita su acostumbrada tranquilidad; el cielo que lo cubre puede ser luminoso o nublado, puede alumbrarse por los primeros rayos del sol en tonos claros o rodearse de naranja y rosa cuando llega el ocaso.
Una calle pudo haber sido un símbolo de prosperidad con mercados siempre llenos de oferta y demanda, gente alegre caminando por las calles y colores sólidos sobre las construcciones limpias y cuidadas. Pero en cuestión de meses tras una tragedia que obligó a evacuar a sus habitantes, dicha calle se convirtió en un camino vacío con mercados de putrefactos y envejecidos productos abandonados, todos entre paredes sucias y agrietadas.
De nuevo tenemos, como hablé en la entrada de Construcción de mundo, elementos físicos, psicológicos y sociales: ciudad limpia /abandonada, prosperidad /desesperanza y crecimiento /tragedia.
Pero poner ejemplos no le sirve a todo el mundo, así que veamos un poco de estructura interna y ahora sí, al proceso de narración descriptiva. Para esto debemos escoger un orden para los detalles que vamos a mencionar. Aquí una división de cuatro que podemos mezclar entre sí:
>> De aspectos generales a particulares (o viceversa).
>> Siguiendo una visión de adentro hacia afuera (o viceversa).
>> Observando de izquierda a derecha (o viceversa).
>> Viendo primero los primeros planos y luego al fondo (o viceversa).
En el primer caso presentamos primero los rasgos más grandes y generales para luego ser más específicos y minuciosos con los detalles (ciudad > barrio > casa > habitación). En el siguiente caso podemos imaginarnos una caja donde están los personajes y las descripciones serán desde su posición hacia afuera o al revés (playa > superficie del agua > primeros metros de profundidad > lecho marino). La tercera forma nos detalla las cosas de un lado a otro y puede servir para descubrir cosas al mismo tiempo que el personaje (la punta del índice derecho > el codo derecho > el tronco > el codo izquierdo > la punta robótica del índice izquierdo). En el cuarto caso las cosas se ordenan por capas de visión (una persona > un poste de luz detrás > una calle bulliciosa más atrás > los edificios de la ciudad que se alza alrededor).
E incluso con esto debemos ordenar las ideas para plasmarlas en la línea que hayamos escogido. Resulta mejor, usualmente, establecer una visión general primero (una selva tropical densa y salvaje, por ejemplo); de segundo sus distintos elementos (humedad, multiplicidad de mamíferos que pueden recorrer tanto la tierra llena de raíces pronunciadas y arbustos abundantes como trepar los altos árboles de hoja perenne, reptiles ágiles y algunos anfibios de colores brillantes); y tercero, la sensación que transmite; o sea, el ambiente anímico (el murmullo de los insectos y el canto de las aves llenaban los espacios libres de vegetación ocasionando que sus propias palabras se perdieran entre la naturaleza virgen y se sintiera más absorbido por esta).
Veamos un ejemplo por parte de Leigh Bardugo en “Six of Crows” que sigue el modelo de general a específico:
“Los prisioneros varones fueron conducidos tintineando un tramo oscuro de escaleras hasta un pasillo de metal. A su izquierda estaba la gruesa, blanca y suave muralla circular. A la derecha el pasillo daba a un gran recinto de cristal, casi medio kilómetro de largo y de altura suficiente para caber cómodamente un barco mercante. Estaba iluminado por una enorme lámpara de hierro que colgaba del techo como un capullo brillante. Al mirar abajo, Kaz vio filas de vagones blindados coronados por torretas armadas. Sus ruedas eran grandes y unidas por una gruesa banda.
En cada vagón, un enorme barril armado —algo entre la forma de un rifle y un cañón— sobresalía en el espacio donde normalmente se enganchaba un grupo de caballos.”. (págs. 328-329).
Aquí Bardugo describe esta sección de la Corte de Hielo mediante la ubicación de los personajes (izquierda a derecha y luego arriba abajo) y desde lo general a lo particular. Tenemos como centro y donde están los personajes el tramo de escaleras y el pasillo de metal; a la izquierda una muralla, a la derecha un recinto enorme. Arriba hay una lámpara que ilumina el lugar, abajo vagones blindados. Estos últimos tienen el detalle particular: sus ruedas son grandes y estas están unidas por una gruesa banda, cada vagón tiene un cañón al frente; son tanques de guerra y aunque sean conocidos por nosotros, los personajes que los están viendo apenas los están detallando por primera vez. Para esta gente esas cosas son nuevas y apenas en fase de prototipo, claro que necesitan descripción.
Bien, con todo esto dicho no me queda mucho más para hablar. Lo que me lleva a la recomendación principal para conseguir descripciones bonitas y mejorar en la tarea: practicar. Si no les gusta o los estresa hacerlo con sus propios mundos, bien pueden usar imágenes para escribir descripciones de práctica. Fotos o dibujos, no importa. Con tal de que intenten plasmar la imagen en palabras los elementos de dicho paisaje expuesto bastará para que poco a poco le pierdan el miedo y ganen vocabulario para describir; además de que los ayudará a encontrar sus propios estilos, así como sus fortalezas y debilidades. En el blog del profesor Isidoro encontrarán más ejemplos de esta parte de la narrativa, y, de hecho, se me ha antojado participar en esta actividad.
“En la cima de una montaña rocosa y nevada un alpinista destaca por su chaqueta roja. Las grisáceas nubes apenas permiten un poco de luz naranja que indica que el sol aún ayuda al hombre a continuar su camino, aunque este aún utiliza un corro con linterna para poder ver dónde colocar su próximo paso. Es un manto suave, blanco y frío por donde camina el alpinista, distinto de las irregularidades del pico oscuro de montaña detrás de él, el cual se extiende manteniendo su altura más allá de lo es posible visualizar en la fotografía”.
“La mujer de labios rojos se giró y el viento de otoño movió mechones de su rubio cabello, lo cual escondió parte de su cálido rostro. El abrigo negro la protegió del frío que a Enrique le causó un escalofríos. Le pareció un cuadro aquella visión. Detrás, el mural ‘Rodriégus’ le otorgaba un fondo multicolor con sus figuras geométricas y abstractas sobre la vieja pared de bloques. El pálido y desgastado gris de la antigua calle 56 disfrutaba ese día de brillante luz ausente de calor y para Enrique eso no tuvo importancia al cruzar su mirada con los ojos enigmáticos de la mujer al frente de él”.
Ok, esto me pareció bastante bonito. De verdad les recomiendo hacer este ejercicio, queridas letritas, sirve también para ayudar a eliminar los bloqueos creativos porque se sale del tema de las obras en las que trabajan y les puede inspirar escenas para sus personajes.
¿Qué otros consejos darían para poder describir lugares? ¿Cómo prefieren hacerlo? Ya saben que cualquier duda o comentario es bienvenido.
No olviden compartir y recomendar. También pueden apoyarme económicamente invitándome a un cafecito.
Atentamente, una beta de por ahí, ¡chao!
Posdata: Tengo abiertas comisiones de Ilustración y Servicios de corrección literaria. Será un gusto brindar apoyo a sus proyectos.
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Fuentes de interés:
Elementos Básicos de un Proyecto de Urbanización [Tesis]. María José Moreno López, Igor Santiago Montenegro Aguilar, Carlos Alberto Martínez García. 2008, Nicaragua. Documento en línea.
Taller de descripción de lugares y paisajes. Blog educativo de Isidoro Rodríguez.
Autores de fotografías utilizadas:
Florin Radu; web: Pixabay
Rok Romih; web: Pexels
web: Little visuals
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