Mostrar y no contar

   ¡Hola, letritas hermosas!

   Si han estado cierto tiempo en el mundo de los fics y los libros originales posiblemente ya hayan escuchado o leído hablar del “no contar, mostrar”. Si no es el caso, no se preocupen, explicaré de qué se trata para esclarecer mejor el asunto.


   Las quejas en contra del “contar” devienen cuando un autor o autora olvida narrar y describir hechos, acciones o imágenes para que los lectores puedan imaginarlo de la forma tan grotesca, horrible, hermosa o extraña que se les está diciendo. No es lo mismo que diga que alguien es bueno a relatar qué hace esa persona que sea tan buena. Ahí es donde radica la diferencia entre “contar” y “mostrar”. Le puedo decir a alguien que alguien es muy bueno, pero no le doy pruebas para que juzgue y concluya que es tan bueno como digo. Pongamos un ejemplo:

   Si yo les dijera “mi esposo es el más perfecto de todos, me ama y es súper lindo en todo aspecto, soy la más afortunada por tenerlo” ¿ustedes me creerían? Yo no me creería; en cambio, me surgirían preguntas tipo: ¿pero cómo es él?, ¿cómo demuestra su amor?, ¿qué hace que sea tan lindo más allá de lo físico?

   A quien yo le creería sería al que me diga algo más o menos así: “mi esposo es perfecto. Él es de mente abierta y no me juzga por tener opiniones diferentes. No es posesivo ni celoso, se acuerda de lo que le digo y es detallista hasta en lo más mínimo. A veces me trae el almuerzo al trabajo y se ríe hasta de mis chistes más malos sólo para verme sonreír. Me canta cada vez que tengo pesadillas. Cuando tenemos problemas me insiste en dialogar y es tan seguro de sí mismo que acepta y disfruta tener días de spa conmigo ¡se deja maquillar, incluso! Ay, me siento la más dichosa...”. Ahora sí estoy mostrando qué tan perfecto es este hombre. No lo cuento, lo muestro, les doy una imagen mental de cómo es esta persona y qué tan buena es.

   Es esto lo que alguien les pide cuando dicen “muestra y no cuentes”. No puedo decir solamente “el palacio es grandioso y exótico”. Tengo que decir los motivos por los cuales se considera grandioso y exótico. Los lectores son inteligentes, no tienen que decirles que algo es bueno o malo, ellos mismos juzgarán desde sus puntos de vista. Ustedes como fickers y escritores de material original deben proporcionarles las herramientas a los lectores.

   ¿Cómo podría corregir esas tres flojas palabras? “El palacio brilla reluciente con los rayos del sol y de la luna, sus paredes de hielo y cristal lo permiten así. Tiene seis torres principales y otras seis secundarias; todas en círculo, rodeando la cúpula que se yergue en medio de toda la construcción y se corona con una estrella de doce puntas…”. Ahora sí, los lectores pueden determinar cómo les parece el palacio, nadie les tiene que decir que es exótico, ellos saben que es verdad.

   Esta regla aplica a los personajes, como lo pudieron notar con el primer ejemplo. Decir que alguien está feliz no es lo mismo a que este exprese su felicidad con su propia forma y personalidad, inclusive si es algo ridículo o poco estético, el que se note que están sintiendo o viviendo algo en su propia carne dota de credibilidad el texto. Alguien puede demostrar que está feliz saltando a lo loco, otro puede sonreír apenas mientras tiembla de emoción, quizá alguien emita un grito de júbilo y no deje de hablar de aquello que le está provocando felicidad; y otro más se ria de forma sonora y poco grácil. Contar los sentimientos no es lo mismo que describirlos y hacérselos sentir al lector.

   En añadidura, tampoco es igual escribir “se ve bien con el saco que se puso” a “se ve bien con el fino saco negro y la brillante corbata azul que se puso”. Sólo un detalle, la presencia de la ropa debe ser moderada. Debe haber un motivo para describir la ropa de los personajes: sentimientos, ocasión, cultura...; y además, coherencia con esa ropa y la personalidad y estado del personaje. No pondremos a un presidente serio en bermudas para una reunión con los embajadores de su patria.

   Es importante que los personajes no sólo “digan”, sino que discrepen, reprochen, griten, cuestionen, obliguen, señalen, murmuren… que estén vivos en sus palabras y voz. Sus personalidades vuelven a entrar en juego, ¿con qué tono hablan y cómo contestan a preguntas importantes? Si alguien los injuria, ¿gritan, amenazan, lloran, insultan de vuelta, se burlan?

   Ejemplo flojo:
   —Ordena este chiquero, Sergio —dijo Gabriel.
   —Tú no me mandas —dijo Sergio enojado.

   Ejemplo reforzado:
   —Ordena este chiquero, Sergio —demandó Gabriel con el ceño fruncido—, no me hagas repetírtelo.
   —¡Tú no me mandas!

   Eso sí, abusar de las acotaciones es contraproducente, aconsejo que los personajes muestren sentimientos usando el propio diálogo a favor: modos de hablar propios y signos de puntuación.

   Cuando tengan una escena que no los convence mucho, pídanle a un beta o a un amigo que lo lea y lo revise para saber qué baches tiene. Además, ustedes mismos pueden encargarse de descubrir ese “algo” que les hace falta para terminar de mejorar dicha escena: déjenla descansar (o sea, no la lean, ni la editen, ni la toquen) durante unos días, una semana como mínimo, y luego empiezan a leer desde algunos párrafos antes y leen todo con atención y ojo crítico. Podrán encontrar dónde está el fallo de fluidez o por lo menos se acercarán más al problema (sí, hay escenas que toman más tiempo que otras en perfeccionar).

   Es más claro ahora, ¿no les parece? Cuéntenme cómo les va al momento de mostrar y si han tenido o tienen dificultades severas con determinadas escenas, me gustaría leerlos en los comentarios.

   Atentamente, una beta de por ahí, ¡chao!

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