Sobre el yaoi y sus problemas Vol. 3: Problemas en la relación

   ¡Hola, letritas hermosas!

   Vengo con una nueva serie de entradas y esta vez el tema está tan extendido como descompuesto: el género yaoi, BL (boy love), chico x chico, shonen ai (versión suave) y como quieran, el punto es que los protas del romance en curso son dos hombres. Se da en los fanfics y originales y aunque es tan popular (y así siendo amado y vituperado con la misma intensidad) no se libra de errores garrafales en su elaboración. Por ello, aquí expondré errores comunes y aconsejaré un poco para que estas historias llenas de potencial salgan a relucir y sean mucho mejores.

   En esta parte tocan los tópicos relacionados a los problemas que enfrenta la pareja protagónica en estas historias. Puntualizaré cuatro temas bases que se repiten muchísimo a modo de quejas. Ya saben que mis preguntas van al análisis, no a tirarle basura a las historias de nadie, son simples clichés de trama con grandes huecos.


   1. Una expareja vuelve y genera un triángulo amoroso y celos

  A ver, no digo que no se pueda hacer una buena historia con esto; cada tema aquí puede resultar en algo bueno o malo dependiendo de cómo se maneje. Pero ¿de verdad uno tiene que enamorarse o darse cuenta de que aún siente algo por su expareja? ¡Ex! Si de verdad querés a la persona actual, ¿por qué te hace dudar un saludo simple con el antiguo? ¿Por qué te enrollás con alguien que se supone que no querés más?

   Además, si es que tienen problemas con la actual pareja, ¿no será mejor decirle que llegó esta otra persona y que ahora necesita tiempo para pensar y acomodar sus sentimientos? Ah, no, pero es que el centro del triángulo es un insensible y egoísta de mierda, no puede decirle a ambos que esperen, que le dejen chance, no le puede decir al oficial que se siente confundido y al otro que deje de joder porque ya tiene pareja.

   Se supone que es un pan de canela y aún así no puede ser honesto con ambas partes. No, no, se deja cortejar y de feria se pone en situaciones comprometedoras porque sí, porque es idiota y le falta carácter. ¿No eran personas maduras? Ni siquiera a un adolescente me le creo del todo semejante estupidez.

   Tiempo para respirar, una cosa es la atracción y otra el enamoramiento. Podés ver a alguien bonito por la calle y pensar que una persona es fabulosa después de una linda conversación; pero para sentir amor real hace falta más, es un sentimiento y no una emoción, necesita un análisis, un tiempo para que se replantee la situación y nuestra vida se vea influenciada por dicha persona. Resulta bastante flojo que por un ex, nuestros protagonistas ya se sientan mal. Uno que siente cosas por el ex, y el otro que se siente intimidado y celoso.

   Los celos, ya lo he dicho antes, son signos de inseguridad y no de amor. Si el planteamiento de los celos fueran diferentes podría crearse un problema un poco más fresco e interesante, por ejemplo: el ex del prota aparece y la actual pareja se siente intimidada porque el otro es guapo y carismático. El prota se lleva bien con su ex porque son amigos y todos podemos tener amigos y parejas al mismo tiempo. La pareja oficial actual aún así se hace ideas y pierde la confianza, empieza a ser arisco con el ex y con el prota se comporta como tonto porque no sabe manejarse a sí mismo. ¿Cómo resolverán este conflicto y baches de confianza? Eso sí que sería un tema más complejo que un triángulo amoroso lleno de un drama innecesario.

  2. Hablando de triángulos amorosos, ¿qué tal las mujeres que se enamoran de un gay?

  Aquí hay dos opciones: ella es muy buena, o es puta y desea separarlos. Y en los dos casos los autores tratan de hacer que los lectores odien a dicha mujer porque “quiere separar a la pareja gay de oro”. Este es de los tópicos que más me molestan por dos cosas: slut shaming (tildar de zorra a alguien que en realidad no lo es) y falta de objetividad al escribir. El autor nunca debe poner a los lectores en contra de un personaje, ellos tienen que odiar o amar por su cuenta y no porque les metan ideas. Si el personaje es malo, describimos cómo es; no escribimos metiendo cizaña y mucho menos justificando las equivocaciones de los protas para que los lectores los amen. La historia se va al traste; no querés escribir una historia, querés que amen u odien a tal o cual personaje.

   Hace años esta palabra era conocida entre los fickers, ignoro si ha tomado otra palabra o ha evolucionado: bashing. Se traduce como “golpear personajes”. Eso es cuando de verdad querés humillar, maltratar y hacer que no sólo otros personajes odien a uno, sino que los lectores también lo hagan. Es ponerlos como estúpidos, indignos, basuras sin carácter y que todo les vaya mal, a veces incluso sólo porque sí y sin permiso de redención. Esto le pasa a muchas de las mujeres que incluyen en las historias yaoi. ¿Qué culpa tiene la chica de enamorarse? ¿Por qué es mala automáticamente porque el otro es gay y le gusta a otro? No siempre intenta separarlos y de todas formas la basurean muchísimo, no tiene sentido. Además, piénsenlo un momento, la mayoría de protagonistas no son bisexuales, sino gays, ¿qué oportunidad va a tener una mujer con un gay declarado y enamorado de otro hombre?

   Me parece más fácil si es que uno de ellos está confundido y piensa que le gusta la chica, pero que gusta más de un amigo que de ella. Eso tendría sentido, ella podría pensar que aún puede quedarse con ese sujeto que quiere y no necesariamente con malas intenciones. Le gusta, quiere estar con él, si el otro no le dice un “no” definitivo o aún está confundido, pues que intente, ¿no hace lo mismo el pretendiente masculino? ¿Por qué él sí tiene derecho a insistir y ella no? Es bastante absurdo, el argumento y la lógica se cae, y la moral de los personajes se vuelve incongruente. Y no estoy en contra de estos autores, es un error frecuente, yo lo cometí en mi momento y por eso entiendo el nivel de daño que se le puede hacer a la historia por poner a un personaje en discordia sólo porque sí.

   3. A veces no son gente externa sino del círculo familiar los que intervienen en la unión de los protagonistas.

   Esos parientes no quieren verlos juntos y crean artimañas para separarlos. Admito que este tema me gusta porque muchas veces sí me da cólera cómo se comportan los personajes y qué clase de trampas crean para alejar al que no quieren.

   El detalle negativo es cuando el problema se reduce a “él no te merece, porque son de distintas sociedades y él sí tiene futuro pero tú no”. Entiendo, la diferencia de clases es cosa seria, pero simplificarlo a algo como “no te quiero por ser pobre” raya en lo absurdo. También entiendo que a veces los suegros son crueles sólo cuando sus hijos no están cerca y simulan sus críticas, crean situaciones para humillar al otro y luego se hacen los desentendidos; pero hay que tener cuidado con esas jugarretas.

   Entendamos primero que se trata de los suegros, de los familiares pura sangre. Esa gente no sólo tiene grandes números en sus cuentas bancarias, también en su inteligencia; los padres gozan de experiencia y madurez suficiente como para crear planes más allá del “te diré que te aprecio delante de mi hijo y cuando él no esté te diré que sos un pobretón”. El cómo ven la vida las personas que siempre lo tuvieron todo dista mucho de las que no tienen nada o las que se han partido la espalda para tener algo. Eso influye en qué trucos harán para separar a la pareja y el porqué desprecian a esa persona.

   No todo gira en torno a si gana mucho o no, ¿qué hay de los estigmas por el trabajo? Hay gente que piensa que los de letras pasamos fumando y perdiendo el tiempo y que sería más útil que estudiáramos alguna ingeniería que valga la pena, porque, claro, no todas las ingenierías tienen el mismo estatus. 

   Aquí viene otra queja grande: ¿por qué el racismo integrado? Los blanquitos son adinerados y los morenos son pobres; los de manicura perfecta no conocen el trabajo, sólo los que tienen callos y las manos ásperas; los adinerados no saben divertirse con el alma y no entienden del calor del hogar, sólo los pobres pueden hacer fiestas divertidas y quererse de manera genuina; el pobre es latino, al igual que su madre sirvienta de una casa de adinerados europeos con niños malcriados. ¡Agh! Que me da asco.

   Y de feria el ricachón finge ser “normal” para que el otro lo quiera por lo que es y no por lo que tiene, ¿es que sos idiota? Sin confianza ni honestidad no tenés nada, pedazo de genio, si ya sabés que el otro se interesó por vos, ¿para qué carajos le seguís mintiendo? ¿Es que tantas clases extracurriculares caras te dejaron seco el cerebro para pensar en los sentimientos de tu “amado”? Quisiera un pobre que pretende ser alguien que no es y a un ricachón materialista, eso sí sería interesante, a ver cómo les va cuando sepan que entre los dos se mintieron a lo bruto.

   Pero me he ido por las ramas, hay más que quiero quejarme de este asunto, sólo algo pequeño: ¿por qué los pobres son buenos y los ricos los malos? Hay muchos padres que de verdad sólo quieren que su hijo sea feliz aunque se case con alguien de familia pobre, y otros que quieren a la fuerza que se casen con alguien adinerado para poder tener mucho dinero y les vale tres hectáreas de remolacha si el otro es feliz. Hay quienes no quieren a los ricos porque creen que no tienen corazón o que obtuvieron el dinero por ser criminales (y no digo que no haya gente que sí tenga problemas con la ley por eso) o de plano simplemente el otro les cae mal. Hay quienes sienten que nadie es suficiente para sus hijos, eso sería un buen tema a tratar, no solamente la diferencia de clases.

   4. Malentendidos, malentendidos every where. Estos a veces me dan risa y otras me hace preguntar si los personajes son estúpidos por naturaleza. Sí, a veces a una se le va el error y otras tantas queremos que de verdad sean brutos. Como sea, en especial quiero remarcar los malentendidos acerca de los gustos o metas de cada uno. Es ese drama que aparece al momento de darse cuenta de que quieren universidades diferentes o que tienen carreras que los obligan a viajar. Este me jode porque parece que no existen los celulares ni los emails ni las video llamadas o el correo por cartas o que también pueden viajar juntos de vez en cuando. No, no, es que de plano si van a universidades diferentes jamás tendrán un solo día para reunirse ni vacaciones que coincidan, ni siquiera los feriados que son de corte público. No saben ni organizar agendas ni piensan que podrían porque una vez se percatan de la distancia entran en pánico y se echan a llorar.

   Y, como no puede faltar: en vez de hablarlo, huyen del problema. Así de simple, tal parece que si no querés ir a la misma universidad o aceptás un trabajo importante, es que no querés estar con tu pareja y de plano vas a ser infiel y ser un verdadero patán con el otro.

   Los malentendidos son los temas de drama que más me molestan porque no es que sea problema de argumento solamente, sino que daña la lógica y la personalidad de los personajes. Incluso los que nos presentan como los más sensatos, inteligentes o calmados terminan sucumbiendo a una depresión producida por haber escuchado mal o por un rumor o porque alguien malvado se entrometió y quiso que se malinterpretara alguna situación. ¿Es que no tienen boca o manos para hablar? ¿De verdad se les olvida que para una buena relación deberían construir la comunicación? Eso de que encontraron a la pareja besando a otro y salen del lugar sin dar chance a que la pareja explique que el otro estaba abusando de su persona y besándolo sin consentimiento. Porque sí, es abuso. Ah, no, mejor me enojo y no le hablo a nadie, mejor me echo a morir en mi casa o me pongo a darle golpes a la pared, claro que sí.

   Realmente hay montones de otros problemas que una pareja puede enfrentar sin importar el sexo de ninguno. La monotonía es algo que aqueja a bastantes parejas, o también la manera desigual de dar porque uno da mucho y el otro no da casi nada. También está el asunto del juntos en las buenas y en las malas, pero ¿en serio estarán juntos en las malas? ¿Qué tal si uno se enferma o si están pasando por una mala racha económica o se meten en problemas por algún crimen pudieron o no cometer? ¿Qué con la muerte de los padres ya ancianos o el que un pariente hiciera alguna atrocidad? Esos son temas incluso más cotidianos y profundos, explorar los miedos de los personajes y sus inseguridades puede hacerse con más que “volvió su ex y sus padres no me aceptan”.

   Ah, esto ha sido una pequeña y bonita catarsis. ¿Qué otro drama de relación agregarían ustedes? ¿Qué opinan que puede ayudar a mejorarlos aún si son muy repetidos? Sería interesante leerlos.

   Aquí termina este capítulo, los espero para la próxima.
   Atentamente, una beta de por ahí, ¡chao!

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