Sobre el yaoi y sus problemas Vol. 2: Clichés de trama

   ¡Hola, letritas hermosas!

   Vengo con una nueva serie de entradas y esta vez el tema está tan extendido como descompuesto: el género yaoi, BL (boy love), chico x chico, shonen ai (versión suave) y como quieran, el punto es que los protas del romance en curso son dos hombres. Se da en los fanfics y originales y aunque es tan popular (y así siendo amado y vituperado con la misma intensidad) no se libra de errores garrafales en su elaboración. Por ello, Josi y yo hemos decidido que expondremos errores comunes y aconsejaremos para que estas historias llenas de potencial salgan a relucir y sean mucho mejores.


   Le pregunté a Josi cuál era la trama que le parecía más común y al mismo tiempo más inverosímil. Descubrí que ambas habíamos pensado en el mismo tópico: "chico bueno y chico malo". Así que por ahí empezaremos. Estas son tramas que giran en torno a las peripecias de una pareja, o futura pareja, conformada por un inocente chiquillo (porque, claro, la mayoría son jóvenes y casi siempre el angelito es menor y más pequeño en todo aspecto) y un hombre rudo y malo (porque, claro, estos son el perfecto estereotipo de chico rudo y sexi que invita al desenfreno y al cual los padres odian por usar chaquetas de cuero y viajar en motocicleta).

   [Existen personas que tienen más inocencia, todos tenemos cierto grado de inocencia para algunas cosas, pero no parecen recién nacidos que no saben nada]. Porque sí, muchos de los problemas en estas tramas es por la excesiva "bondad" del chico bueno. Quiere ayudar al otro y termina lastimado, se mete en problemas con los enemigos de su novio el rudo por “no estar a la altura o ser demasiado bueno”, lo involucran en peleas físicas y sentimentales, le hacen creer lo peor de su novio, se deja gritar por su novio, acepta lo celoso y posesivo que es su novio, le perdona todo a su novio... ¿Es que no tiene carácter ni amor propio? Y dejemos de lado que la relación es tóxica, se supone que el chico bueno está sano mentalmente ¿entonces por qué parece más bien que tiene un daño cerebral que le impide ver lo obvio y aunque de frente tenga la evidencia de lo malo que es su novio sigue con él y alega "conmigo es diferente"?

   [Algunas historias tienen explicación como que la persona estuvo mucho tiempo presa en algún lugar; o la familia quiso, de cierta forma, "protegerla" del mundo, pero de una manera obsesiva; o que tiene algún tipo de problema psicológico. Son explicaciones hasta aceptables]. Estoy de acuerdo con Josi ahí, pero los traumas de la niñez ni la depresión son justificante perpetuo de toda la caca mental que pueda tener una persona, hay personas que no necesitan de un trauma para ser malvadas. Si una persona es tan correcta como lo pintan, jamás se va a juntar con un pandillero que fuma, bebe y tiene fama de pendenciero y de promiscuo.

   Una persona bondadosa puede perdonar, pero no va a aliarse con el villano simplemente porque el otro se disculpó. [Ser perdonado tan fácil sin realmente haber demostrado arrepentimiento o sólo porque "todas las personas cometen errores" ya es demasiado]. Josi no puede estar más acertada, hay una línea entre el perdón junto con el verdadero arrepentimiento y la estupidez (excluyendo en este contexto las filosofías religiosas y de fe que hablan sobre el perdón, no todas las personas creen en esto y aunque lo hagan, no siempre consiguen perdonar).

   [—Maté a toda tu familia, acabé con tu trabajo, me robé a tu novio y todos tus amigos te dejaron por mi culpa.
   —Todo bien, todos cometen errores. Sin problemas, estás perdonado.]

   La mayoría de lectores queremos que el villano sea castigado como se debe, que se haga justicia, que haya un desacuerdo mínimo entre ambas partes, ¿sino, para qué es villano? ¿Acaso el prota tiene el don de Naruto Uzumaki, quien logra que la mitad de sus enemigos cambien de opinión con una hablada?

   ¿Y por qué el chico malo es malo? Son hombres enigmáticos, generalmente con un pasado trágico y no creen en el amor…, hasta que conocen al chico bueno y todo su mundo cambia radicalmente. ¿Se dan cuenta de lo exagerado que es eso? En la vida real el efecto suele ser el contrario: el chico (o chica) bueno se corrompe y no hace más que terminar en tragedia porque se sumergen en un ciclo de violencia, toxicidad y actos criminales. Y no, un pasado trágico no lo excusa de sus actos vandálicos; puede ser que sea lo único que conozcan, pero en numerosas ocasiones hay oportunidades de cambio que no desean seguir por voluntad propia. Nadie es centro de rehabilitación de nadie.

   Tengan en cuenta, además, el entorno de estos personajes. Los cuidados de los parientes, el barrio junto con las personas con las cuales se relacionan, el estatus socioeconómico y la cultura influyen muchísimo no sólo en el carácter de estos muchachos, sino en la historia en la que se envuelvan. El chico puede ser muy bueno y todo, ¿pero qué hay de su valentía y de sus prejuicios? ¿Se atreve a ir al barrio de mala muerte en el que suele vivir su chico malo? ¿Piensa cosas equivocadas acerca de él sólo por cómo se viste, qué le gusta, dónde vive y a qué se dedica? Eso entra en qué problemas deberían enfrentar para entenderse y comunicarse, en qué baches podrían tener para que su relación aflore. El nivel de prejuicios y cómo actúen debido a ello mostraría qué otros defectos pudieran tener. Y con tales defectos y problemas relacionados, la historia y los personajes serían más creíbles.

   Sólo añado una acotación: no exageren con prejuicios repetitivos como que el chico de clase alta y educado piense que el otro es un salvaje que no sabe de modales en la mesa y mucho menos puede usar un traje formal con la debida postura y protocolo.

   Siguiente tópico: "No podemos estar juntos porque la sociedad no lo aprueba". Josi y yo estuvimos de acuerdo en que este cliché se vuelve cada vez menos verosímil, por cuanto la sociedad se va tornando más tolerante con la diversidad sexual.

   [¿Y qué cosa la sociedad aprueba? Si eres homosexual, estás cometiendo un error; si eres heterosexual y tienes pareja, es por interés o te pone los cuernos; si estás soltero, es porque eres feo y no estás de acuerdo con la moda; y esto y aquello, bla bla bla...].

   Y ahí hay un problema, una trama basada únicamente en la aprobación de la sociedad se cae cuando viven en un entorno occidental como el de América. Sí, todavía hay países y regiones sumamente conservadoras, pero aquí no es tan peligroso ser homosexual como en ciertos países en oriente. Hay que tener cuidado con esto, sólo las miradas y habladurías se suelen representar en estas historias, la desaprobación de los padres o los comentarios estúpidos de los compañeros de clase. Y no digo que el rechazo deba ser aprobado o no signifique nada, pero ¿y el bullying físico y las amenazas de violación o de muerte? Temas delicados y un problema social quedan aplastados por “me miraron feo en la esquina”.

   Si los personajes tienen miedo por su relación, hagan que este miedo sea real. Que personalmente les afecten los comentarios o el rechazo; que laboralmente se convierta en un problema; que provoque fracturas en la familia sea por su religión, costumbres o estatus; que su integridad pueda verse en peligro o que de plano sea ilegal su relación. Minimizar el peso social sobre la orientación sexual al simple “qué dirán” no sólo es insulso para la historia que se está escribiendo, sino que como parte de la realidad llega a ser incluso insultante.

   ¿Dónde queda el apoyo para esta pareja? ¿En serio, absolutamente todos sus “amigos” son tan malas personas que los abandonan en cuanto se enteran que son gays? ¿En serio, no hay grupo social ni aliados para ellos? ¿Ni la viejita que cuando ve a alguien triste en la calle le da palabras de aliento?  Estas tramas empiezan con “no podemos estar juntos”, pero intentan estar juntos a escondidas en una lógica que todavía no consigo descifrar, luego todo se descubre, pasan un rato tristes y culmina en un “queremos estar juntos y vamos a luchar para que no nos separen”. ¿Y los problemas que obtendrían? Al final se resuelve todo o resulta que sólo estaban haciendo una tormenta en un vaso de agua...That’s disappointment.jpg

   [¿Si realmente te importa lo que los otros digan, entonces por qué continúas intentando? Tu pareja sabe lo que la sociedad opina sobre la relación homosexual, todos lo sabemos. No hay necesidad de decirlo todo el tiempo]. Ese es otro punto, ¿por qué decirlo a cada rato? ¿Los personajes son tan planos que no piensan en otra cosa? ¿No tienen otros intereses? Es como si alguien dijera que está a dieta mientras se come una hamburguesa doble con papas grasosas y un refresco lleno de azúcar todos los días, ¿está o no a dieta? ¿El personaje está dispuesto a separarse o no?


   Sigamos con otro tema. Vamos a hablar del autoengaño o quizá, más específicamente, en el autoengaño de los personajes que alegan no ser gays, pero nunca han sentido verdadera atracción por las chicas y ahora se han enamorado de un chico. Admito que esta idea abre paso a muchas situaciones cómicas, pero no siempre se van por ese lado y damos inicio a los dramas “no me gustas, soy hetero y no te diré que lloro por las noches al saber que no te tengo entre mis brazos”.

   Dejemos de lado el tema de la presión social, vayámonos al conflicto interno del personaje hetero-no hetero. [Vamos, sientes felicidad, celos, amor, cariño y otras cosas por una persona, es obvio que ese "no soy gay" no funciona (o más bien, no es real). Si no fuese así ¿por qué no sientes todo eso por una persona de tu sexo opuesto?] Esa es una buena pregunta. No se preocupen, ni Josi y yo conseguimos entender ese asunto… O tal vez, sí: He llegado a la conclusión de que estos sujetos no tienen dilemas morales, sino acerca de su sexualidad por un hueco en su educación o en su autoconocimiento. Las confusiones sobre sexualidad, sexo e identidad de género en la adolescencia es un tema amplio e interesante… Lástima que no siempre se aborda con la debida delicadeza.

   Sé que los adultos pueden sufrir estas confusiones, pero en los menores de edad es un asunto un poquitín más complejo porque están desarrollando su identidad como personas y su personalidad. No es un llano “¿si soy hombre y no me gustan las mujeres soy menos hombre?”. Tampoco se reduce al deseo sexual que pueda tener un joven, todas las preguntas que rodean esta etapa son válidas y es normal que existan confusiones y que nuestros personajes las posean…, pero una cosa es tener dudas de nuestra sexualidad y otra es ser terco como mula.

   Si el personaje ya analizó que no sentía interés en las mujeres y está vuelto loco por un par de hombres no puede seguir excusándose en “estoy confundido”, lo suyo es “me niego a aceptar la verdad”. Ese es un detalle que he notado más de una vez, la narración alega que están confundidos, pero las acciones del personaje indican que es su terquedad y su miedo (u orgullo) a aceptarse como es, lo cual puede volverse en contra de la historia por mezclar conceptos y no saber exactamente cómo es el personaje.

   Insisto en que es bastante interesante este asunto de estar confundido, no obstante, deja de serlo cuando este se trata de la forma  más inadecuada posible. La pareja se separa, el “hetero” conoce a una chica y luego se casan y tienen hijos, pasa un tiempo y se reencuentra con su viejo “no amor gay”, se siente confundido otra vez y decide que dejará a su esposa e hijos por ese amor porque ahora sabe que es gay... [Really? ¿Entonces tienen que casarse y formar una gran familia para que finalmente sean gays o qué?] Sí, hay casos reales; sí, hay gente que cree media vida que es hetero y luego se dan cuenta de que se engañaban a sí mismos o querían ocultar su verdad, pero estas cosas llevan un proceso y se les nota a las personas que esconden algo, que no son felices y que cargan un peso enorme. Muchas veces hasta las parejas piensan y llegan a la conclusión de que fueron muy ciegos para no ver que su pareja nunca fue heterosexual.

   Ya vamos terminando este volumen. Quiero hacer una última mención: “un amor prohibido porque somos de distintas sociedades”. Típica telenovela, clase alta y clase baja son como agua y aceite. Los ricos son pretenciosos y faltos de amor, los pobres son humildes, trabajadores y conocen de lazos familiares, los pobres hablan con jerga o son analfabetas y los ricos hablan hasta en latín… Les quiero hacer una pregunta ¿todos sus amigos son ricos o pobres? ¿Acaso los ricos son caca social y los pobres un tesoro? ¿En serio su economía familiar modela cuán humildes y amorosos son? Ahí está el problema, al momento de escribirlo nos vamos a los extremos y ponemos un muro en medio, he caído en la trampa también y me da pena al sol de hoy.

   Estas tramas giran en un único “lucharé por estar a tu lado, a pesar de que nuestra familia insista en que no me convienes”. Traiciones, secretos, suegras que quieren separarlos, padres celosos de sus hijas, escándalos de la servidumbre y los vecinos, una intensidad tanto dramática como trágica gira en torno a nuestros personajes que se enamoraron después de haber cruzado sus gentiles miradas llenas de esperanza y amor. ¿Qué tal si sólo la familia humilde es quien no quiere verlos juntos? ¿O si el problema está en que uno de los dos tenga un prejuicio o una mala pasada con la clase social contraria y por eso le tenga recelo? ¿Y si se conocen desde hace años y hayan sido amigos y el problema surge de una trivialidad que fue cobrando más peso con el tiempo?

   Una recomendación general para todos los problemas y quejas expuestos aquí es: después de haber escrito un borrador de la idea de su historia, lo dejan reposar por unos días sin leer o pensar en dicha idea. Cuando revisen otra vez el borrador plantéense qué tan coherente es la idea o traten de explicársela ustedes mismos; decir la idea internamente o en voz alta suele hacer que nos demos cuenta de baches.

   No ahondamos mucho en este último tópico de las clases sociales, este será desarrollado un poco más en el próximo volumen: Problemas en la relación.

   Aquí termina este capítulo, Josi y yo los esperamos en el próximo.

   Atentamente, una beta de por ahí y Josi, ¡chao!

   Volumen 1: Los roles de pareja.
   Volumen 3: Problemas en la relación.

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