Sobre religiones y mitologías

   ¡Hola, letritas hermosas! 

   Las mitologías son interesantes. ¿Y cómo no? Todas esas versiones de la creación del mundo y del porqué de las cosas son realmente fascinantes y nos resulta genial cuando un libro o fanfic tiene su propio panteón de dioses. Es encantador cuando un personaje tiene ascendencia divina y no siempre le va bien por ello, luchan contra todo pronóstico o tienen un estilo de vida y destinos de lo más interesantes.


   El problema que surge a través de crear una nueva mitología o usar una ya existente es que no nos informamos o tendemos a la pereza y a los estereotipos. Nos quedamos con la primera impresión de la mitología griega y terminamos poniendo a Hades como un loco oscuro y feo que desea el mal ajeno y decimos Hércules en vez de Heracles. Si desconocían el dato: Hércules es la versión latina (Roma) para Heracles. Listo. Continuemos.

   Hablaré un poco sobre usar mitologías ya usadas para darle más color a nuestro mundo y usaré esto en apoyo para hablar de distintos aspectos a tomar en cuenta para crear una nueva mitología para nuestros mundos y darles mayor y mejor trasfondo.

   Mis letritas, ¿qué nos pasa que no salimos de Europa occidental y el Mediterráneo para referenciar dioses? Hay en África decenas de culturas y no usamos más que a los egipcios. En Asia hay otro montón de leyendas para usar y ni se diga de América. Había muchísimas sociedades nativas y las dejamos en el olvido. Se conectaban entre sí, rivalizaban, creaban alianzas, etc., ¿y vamos a verlos como "buenos salvajes"? Como que es ofensivo y un acto que tira a la basura tantos siglos de desarrollo social. En este continente también hay estructuras que se mantienen al día de hoy, las pirámides de Giza y el Partenón no son los únicos monumentos antiguos vigentes.

   Pero antes de continuar, me gustaría aclarar una diferencia técnica entre “dios” y “Dios”. Por regla gramatical, si es nombre de persona se respeta la mayúscula. Es el caso del nombre de Jehová o Yahveh: Dios. En cambio, si nos referimos a un conjunto y no es su nombre como tal, va en minúscula. Es como decir lápiz-lápices: el lápiz Fabricio, los lápices de la cartuchera de Juan Carlos: el dios Mercurio, los dioses del monte Olimpo.

   No se trata de creer o no creer en dicho Dios, se trata de respetar un nombre y una regla gramatical. Caer en niñerías de “no voy a usar minúscula porque no existe” es lo mismo que “me cae mal susana, así que no uso la mayúscula para escribir su nombre”. Falta a la regla gramatical y con el argumento “no existe”, raya en pasar sobre las creencias ajenas. Aunque, no venimos a hablar sobre convivencia social y tolerancia selectiva, aquí me corresponde únicamente decirles que poner el minúscula el nombre del dios cristiano es faltar a reglas gramaticales y como escritores y personas educadas está mal.

   Me permito decir, sin embargo, que puede haber una excepción respecto a “Dios”: si estamos hablando de distintas deidades puede pasar esto: el dios Sibü, la diosa Amaterasu, el dios Jehová, la diosa Ababil… Es la única manera en la que pueda usarse la minúscula, porque no se refiere a su nombre sino a su atributo de entidad: el humano (que llaman) Raúl, la mujer (llamada) Cinthia, el niño (nombrado) Sergio…

   Ahora sí, puedo continuar con el tema que nos apaña. En cada sociedad los símbolos están siempre presentes; todos usamos símbolos y no siempre serán sacros. Pero en esta entrada hablamos de religiones, por lo tanto me concentraré en símbolos sagrados. Para usar una religión no podemos limitarnos a “un dios para el comercio, otro para el mar y otro para el cielo; listo”. En cada mitología tenemos más que entidades abstractas (elementos como el fuego para Vesta) o antropomorfas (un humanoide representativo, como Zeus).

   Hay animales consagrados a los dioses (el pavo real para Hera) o sagrados por sí mismos (la vaca es un regalo de Krishna para los hinduistas). También hay monstruos que bien pueden servir de guardianes o acompañantes (el serpopardo, por ejemplo, encontrado en templos y tumbas egipcias) o con otras cualidades relacionadas a la muerte y al caos como Helhest, caballo de tres patas de la mitología nórdica. Otro tipo de monstruos son los mitad humano y mitad bestia; ejemplos comunes de estos bicharracos son las doncellas con parte inferior de un ave (sirenas griegas) o de cabras o peces (lamias vascas).

   El usar monstruos y animales ayuda a enriquecer el mundo mitológico y las costumbres de nuestro mundo ficticio. Qué leyendas son reales y cuáles falsas sobre estas criaturas o el porqué determinados animales son considerados de buen o mal augurio. Y, aunado a esto, podemos usar otra clase de símbolos como el nudo celta o la mano de Fátima y plantas u objetos como lo son las hierbas en costumbres wiccanas o las piedras en función de monolitos funerarios y de protección vida-muerte e incluso como fecundadoras (Salem, India del Sur).

   Esto me lleva a hablar sobre las festividades y celebraciones de carácter religioso y de ceremonias con cierta connotación de fe. En cada panteón mitológico tenemos diferentes dioses que no sólo se relacionan entre sí, sino que también poseen distintas funciones y especialidades. Por ejemplo, Pariacaca es un dios inca que provee la lluvia, pero también es señor de los animales indomesticables, de los frutos e incluso de la fecundidad. Se puede recordar también a Ixchel, la cual es una diosa que domina el amor, la gestación y las manualidades textiles, incluso a veces se la considera diosa lunar o de la medicina. Sería normal, entonces, que un a un dios se le rece por distintos tipos de peticiones; a Ixchel se le pediría favor al momento de quedar en cinta y también sería una guía para los dedicados a las artes curativas.

   En la antigüedad hay múltiples rituales y fiestas para determinados dioses por lo que ofrecen, como lo fueron las ceremonias a Deméter, diosa del trigo y de los cultivos. ¿Qué rituales serían importantes para el mundo que hemos creado o estemos modificando? ¿Por qué y para qué servirían dichas ceremonias y a cuál dios se le dedican? ¿Los festivales en honor a una divinidad de la cosecha es para que nunca falte la comida o simplemente es en gratitud a la abundancia? Las ofrendas son importantes, muchos de los guerreros y marineros no partían a ninguna empresa sino oraban u ofrecían sacrificios a los dioses de la guerra, de la victoria, de la muerte o de los mares.

   Y no necesariamente deben ser ceremonias referentes al combate o a la aventura. Hay de todo tipo de rituales: matrimonio, nacimiento y defunción, llegada de la adultez o determinadas edades. El sacerdocio en los judíos no puede ejercerse antes de los treinta y aquí tenemos fiestas grandes cuando una joven llega a los quince o a los dieciséis años. No siempre se relaciona esta fiesta con motivo religioso, pero ahí está, oración, vals, cambio de zapatilla, acompañantes… Se trata de connotaciones rituales, el rito en sí como algo que se repite. En el Islam, por ejemplo, también hay una ceremonia para los recién nacidos, el Salat, y luego de su primera semana se celebra la aqiqah, en donde se le pone el nombre al bebé. En Japón, al menos en varias regiones, se celebra también a los jóvenes su entrada a la mayoría de edad.

   La cuestión con este tema es que los personajes interactúen con dichas celebraciones y rituales, que las conozcan o las exploren, no que simplemente se mencionen porque sí y en vez de mostrar, contamos.

Akaname (Japón), Serpopardo (Egipto y Mesopotamia), Chaneque (México). *No conseguí a los autores de las dos ilustraciones; si alguien los conoce, agradecería mucho que me lo dijeran para colocarlos.

 
   Esto me recuerda que cuando hay calendario, también hay movimiento social y un posible choque de credos. Pero hablaré un poco sobre el hecho de que a veces la política y la fe se mezclan… O más bien, uno usa a la otra para persuadir y actuar. Usaré el ejemplo más común: la quema de brujas. Para empezar, Jesús no mandó a quemar a nadie y ningún mandamiento dice cosa igual. Las autoridades de la época y pobladores enardecidos sí decidieron quemar personas en nombre de Dios, pero no por mandato divino. Además de que muchos usaron esta excusa para inculpar enemigos personales o políticos.

   Cosas así ocurrieron desde antes de Cristo: "Si no estás conmigo, estás en mi contra". Por un tiempo se persiguieron activamente a los cristianos y tampoco fue por mandato de dioses de otras religiones, sino por los altos mandos que no querían a esta religión dentro de sus territorios. En ciertas regiones siguen sin ser bienvenidos. De este modo, muchos movimientos políticos han usado y usan la fe para congraciarse con las masas o hacerlas pelear entre sí.

   No es que toda política inventada deba usar la religión como modo de control, pero es una posibilidad para alguna época de la historia, e incluso, aquí sirve la idea de tergiversar un mandato o usarlo sólo a conveniencia (como se hace con muchas normas sociales y leyes que a la hora del juicio, acaban usándose como papel higiénico en vez de ayuda para impartir justicia). Por ejemplo, en el Jorobado de Notre Dame podemos ver dos versiones de creyentes: el Archidiácono impidió que Frollo matara a Quasimodo, quien sentía un profundo desprecio por los gitanos (y no me meto si históricamente tiene razón o no) y sufrió la tentación de la lujuria con Esmeralda.

   Pasemos a otro tema: qué tantos dioses usar o de cuáles se pueden crear. Una religión puede estar dirigida por un único dios supremo, pero puede que se trate de una dualidad femenina-masculina. Pueden ser más como trinidades o diez, veinte e incluso centenares de dioses. En algunas mitologías cada corriente de agua es una deidad distinta y cada aspecto de vida está regido por un espíritu o entidad a la que se le debe respetar. (En este apartado hablo más acerca de crear una religión desde cero).

   Para darles o escoger qué aspectos principales tendrán los dioses que usemos o creemos debemos pensar en qué tipo de aspecto queremos tratar: áreas físicas como cielo, mar y tierra; o virtudes y acciones como vida y muerte o bien y mal. Hay combinaciones donde un dios rige el cielo, pero también las lluvias y la justicia. Así es como también podemos tener dioses todos de la misma relevancia o diferenciarlos entre dioses mayores y dioses menores (primarios y secundarios, en otras palabras).

   Los dioses pueden simplemente existir desde el principio (como Gea) o ser creados por otros y tener hermanos. Por ejemplo, hay parejas de gemelos hombre-mujer como Taewo y Kainde (hijos de dioses: Shangó y Oshun) o semidioses como Rómulo y Remo (dios Marte y humana Rea Silvia). Incluso podemos tomar de ejemplo a los hermanos Apolo y Artemisa, que son hijos de dos deidades y son ambos arqueros, pero tienen distintas funciones cada uno (a diferencia de los dos Orishas que acabo de mencionar, los cuales son ambos protectores de los niños). Hay dioses que son hermanos y nacen uno tras otro y pueden ser grupos pequeños como dúos o trinidades, o más bien cientos y miles de dioses engendrados por la misma pareja (o una misma deidad con varias parejas).

   Y hablando de orígenes. Hay también de todo tipo, desde un huevo cósmico hasta de un ser o seres creadores. El mundo bien pudo crearse por partes, o por obra divina en etapas e inclusive, cada uno aportando una cosa diferente a la creación de dicho mundo. No es que en cada historia debamos remontarnos a la cosmogonía de la religión que siguen nuestros personajes, pero son cosas a tomar en cuenta que podemos usar. A veces la estructura del mundo es una bóveda y a veces un árbol; a veces es tal como lo vemos nosotros, pero con distinta metodología de creación. Incluso, aquí cabe perfectamente la creación humana. Según mitologías americanas, venimos del maíz; según alguna de oriente, fuimos creados desde los granos de arroz o de las piedras.

   El que un personaje crea o no en una divinidad es parte de su ser; si le reza o no a uno o a varios dioses le da una imagen distinta al personaje que no lo hace. Sus vidas tendrán tintes diferentes dependiendo de lo que crean y en quienes crean. Imagínense a alguien que le rinde culto a un dios guerrero y destructor, no vamos a esperar que resuelva las cosas por el diálogo y los tratos, otras creencias y ética regirán a este otro personaje. La sociedad tendrá cambios con una religión u otra, sus costumbres e ideales se verán afectadas. ¿Acaso cuando pensamos en culturas antiguas no nos viene a la cabeza sus mitologías? Lo mismo pasa al momento de construir un mundo ficticio, nos enriquece esta parte del entorno del personaje.

   No me alargaré más con este tema, creo que he cubierto lo necesario. Espero los ejemplos hayan sido útiles o al menos, interesantes. Un nombre desconocido siempre invita a la investigación. Además, hablando de investigación; les recomiendo muchísimo leer libros de mitología variada y diccionario de simbolismos religiosos; son una fuente valiosísima para tener ideas e informarse.

   Díganme qué agregarían ustedes a esta serie de datos y reflexiones o qué han tomado en cuenta cada vez que crean la parte espiritual de un mundo de ficción; quisiera leerlos.

   Atentamente, una beta de por ahí, ¡chao!
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   Fuentes de interés:
   El mito de la diosa. Baring Anne y Cashford Jules; Ed. Siruela [España, 1991].
   Hablemos de mitologías (.com)
   Tratado de Historia de las religiones. Mircea Eliade; Ed. Era [México, 1979].

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