Sobre la infancia

   ¡Hola, mis letritas hermosas!

   El tema de hoy, como ya leyeron en el título, es sobre la infancia. Ojalá hubiera tenido la entrada para el nueve de noviembre, día del niño, pero no se pudo y hay cositas que no quería afirmar sin investigar un poquito más a fondo. Sin embargo, eso no le quita peso a lo que vengo a reflexionar y comentar en esta entrada.

Compuesto de tres imágenes a lo largo. Primero aparece Suika, del anime Doctor Stone, una niña con una capa azul holgada, lleva una cáscara de sandía en la cabeza con dos lentes grandes para sus ojos. Luego aparece una escena de la película Mi primer beso o My Girl, aparecen los dos amigos protagonistas sentados en las escaleras, sus ropitas son de niños de su edad. La última es Matilda, de la película homónima basada en una novela con el mismo nombre, la protagonista de siete años camina con su carrito lleno de libros y usa un vestido infantil azul con moteados coloridos y su lacito a juego en la cabeza.
Suika (Dr. Stone), Vada y Thomas (My Girl/ Mi primer beso) y Matilda (Matilda)

   Bueno, bueno. Empecemos con algo simple antes de hablar sobre los personajes en sí: ¿Cuánto dura la niñez? En resumen, la niñez empieza cuando termina la etapa prenatal, o sea, cuando la persona nace y comienza su período de lactancia (es alimentada por leche materna). Aunque no hay problemas si alguien dice “niño por nacer”, realmente se dirige a esa etapa. Este período dura hasta que el niño deja de ser un “lactante”.

   Lo que sigue a la lactancia (donde también se les llama “bebés”) es la infancia o primera infancia, que sucede cuando se deja de amamantar (puede llegar hasta los dos años) y perdura hasta los seis años; se les llama “infantes”. Luego sigue la niñez o segunda infancia, que se termina por lo general entre los doce o trece años y se les llama “niños”. De ahí siguen la adolescencia, la juventud, la adultez y la vejez. Legalmente hablando, hasta la mayoría de edad una persona es un niño (y yo estoy por completo de acuerdo, aunque respeto la etapa adolescente y todo lo que conlleva en este periodo tan crítico).

   No obstante, dado a que hablaré sobre personajes que van a tener mayor actividad consciente, usaré la división bebé-niño. Los bebés abarcan la etapa de lactancia hacia las etapas detrás. Ya para el primer año fuera del vientre los bebés empiezan a decir sus primeras palabras y a comprender ideas, así como antes del segundo cumpleaños ya han dado sus primeros pasos. 

   Empecemos con estos primeros pasos y palabras respecto a la etapa y lo que hace un niño a esa edad. Dependen de sus cuidadores, requieren de atención y sienten gran fascinación por el mundo que cada vez es más grande y accesible. Sobre todo cuando ya caminan y siguen aprendiendo palabras, querrán explorar y, sin querer, les dan un gran trabajo a sus padres que evitan golpes contra los muebles y caídas por las escaleras. Muchas cosas se pueden romper en el proceso y los niños querrán también conocer el sabor de muchos objetos.

   Los “terribles dos” puede ser un excelente momento para poner a prueba la paciencia de los padres, sus estrategias de cuidado y aprendizaje o dejar en claro si el niño tiene buenos cuidadores (estoy hablando de la ficción y posibilidades para aprovechar). Puede ser que no se trate exactamente si quieren ser o no buenos (o si lo intentan y no les sale), hay distintos tipos de cuidadores: autoritarios, permisivos, democráticos, negligentes y sobre protectores; y desde este momentos ya se puede ver cómo van a ser o cómo quieren educar al niño, sea que les resulte su crianza o no.

   También sería una buena oportunidad para dejar en claro qué tanto va aprendiendo el niño y si su desarrollo se está atrasando o va como viento en popa (dependiendo también si tienen alguna discapacidad o no, y si su situación actual se lo permite: una vida tranquila, un desastre, una aventura, etc). Como un dato a tomar muchísimo en cuenta, los tres ámbitos del desarrollo humano son: percepción sensorial (desarrollo físico), aprendizaje (desarrollo cognoscitivo) y construcción de relaciones sociales (desarrollo psicosocial). (Desarrollo humano, D. Papalia).

   Los niños en esta edad ya han empezado a hacer berrinches y pataletas (que estarán presentes más allá de la primera infancia), distinto a los adultos que lo llevan al nivel de estar gritándose, difamando, tirando indirectas por redes sociales, yéndose de copas, siendo infieles por “venganza” o lo que sea. Los niños también tienen caprichos que no siempre pueden ser cumplidos como querer un dulce o subirse a un árbol, y sus cuidadores son quienes los deberían guiar para aprender a tolerar la frustración o a digerir las consecuencias de sus actos. Eso dependerá de cómo sean estos cuidadores y de otras personas que rodeen al niño.

   Después de esta primera etapa, las cosas se van haciendo más complejas por el crecimiento del niño. Hay ciertas cosas que noté que deberían ser tomadas en cuenta al momento de escribir un personaje en sus años de niñez:

   Los detalles de sus actividades diarias deben tener tanto propósito como los detalles de las actividades adolescentes y adultas. Es decir, por ejemplo, un aviador revisa el motor de su avioneta porque usará la avioneta y lo más probable es que en un futuro del libro esa revisión o no-revisión será crucial para un evento importante de la trama, ya sea una tragedia, un misterio o una metáfora, ¿qué se yo? Entonces, si un niño gusta de ver programas de, digamos, animales, es porque gusta de aprender y curiosear el tema animal y no sólo porque “es un niño, le gustan las cosas de niños”; quizá estos programas influirán en su futuro como biólogo o dejar de verlos simbolice algo más en la vida del niño, que puede ser, de nuevo, una tragedia, una metáfora o el cambio de gustos del niño.

   He de decir, los niños no sólo juegan por jugar. En el juego es donde descubren el mundo y estimulan su imaginación, el análisis de resolución de problemas, exploran nuevas experiencias sensoriales y, además, en el propio dibujo se expresan y desarrollan varios factores; inclusive rasgos o signos de que algo es diferente en el niño o si le están ocurriendo cosas malas. Les recomiendo mucho leer acerca de los dibujos de los niños, es fascinante. Les dejaré un fragmento de un artículo que encontré sobre ello:

   “Los niños evidenciaban la necesidad y la posibilidad de manifestarse a través de sus dibujos, como el adulto lo hace por medio de la palabra. Descubren además, que los dibujos utilizan, al igual que los sueños, un lenguaje simbólico que se expresa en imágenes plásticas”. (Cohen, p.2).

   Obviamente los chiquitos no se percatan mucho de estas cosas, ellos sólo se divierten y aprenden sin darse cuenta. El dibujo en sí es un mecanismo de diversión, exploración y comunicación para ellos. A veces en el dibujo de un niño se encuentran detalles de que algo anda mal en su vida y ellos posiblemente no hayan tenido la intención de mostrar lo que sienten o lo que les pasó. Hacen lo mismo con sus juguetes; bien se reflejan en estos o imitan la manera en que los tratan. Lo que me lleva a cuestionar "¿entonces qué pongo a hacer a la criatura?" Pues dejar que viva como dejamos vivir a los demás personajes.

   Cada personaje tiene un objetivo y el niño tiene sus metas, pero claramente no son “entrenaré mis capacidades para vencer al villano y así ganar la guerra con el fin de que todos vivan en armonía y los reinos conozcan la paz”.

   Las metas de los niños, como ellos no tienen aún la capacidad de ver a futuro como nosotros, suelen ser muy inmediatas o sobre el planteamiento “quiero ser (ya) un astronauta” y juegan desde ese preciso instante a que son astronautas. Ellos no van a esperar la universidad; van y se hacen su cohete de cartón, se ponen el casco de la motocicleta de su padre y ellos mismos harán el ruido de un cohete. Excepto Senku, Senku chiquito construyó un cohete en miniatura bastante funcional porque su papá lo consintió en su camino científico con libros y artilugios.

   Hablando de Senku y la inteligencia infantil… Otro detalle a tener en cuenta es que el hecho de que un niño sea prodigio o interesado en una ciencia no quiere decir que con ocho años un chiquito será capaz de utilizar la tecnología de un ingeniero multimillonario y veterano que a punta de explosiones y batallas ha desarrollado exoesqueletos armados altamente complejos (espacio para quejas sobre Iron Man 3). O que a los catorce sean mecánico o a los dieciséis construyan robots colosales con chatarra (inserte películas de la década con robots gigantes y niños prodigios)…, esas cosas no pasan así.

   No me malentiendan, sé que hay muchos adolescentes que han creado y seguirán creando cosas asombrosas, he sido testigo de varios, ¡pero! ellos tienen profesores, libros, manuales, el apoyo de quienes les consiguen materiales, su ingenio y su esfuerzo. Hay esfuerzo y experiencia. Los niños son inteligentes, pero les faltan determinadas experiencias y ser verosímiles si es que dichos conocimientos avanzados sean por supervivencia o algún otro agente externo. Aprender por práctica y observación no es lo mismo que aprender por teoría y manual (y no desmerito ninguna; aunque a veces van de la mano, seguirán siendo cosas distintas y con procesos diferentes).

   Unido a lo anterior, debo decir que el otro extremo a evitar es el poner a los niños como si no se enterasen de nada y pudieran siempre ser engaños por mundo y reymundo. Sí, son inocentes y sí se creen muchas cosas que dicen los adultos, pero ellos también preguntan, se cuestionan, observan, comparan, sospechan, se sienten incómodos con ciertas personas y también opinan lo primero que les viene a la cabeza. Por esto último dicen que los niños son crueles; no lo son casi nunca, lo que pasa es que les falta desarrollar el filtro de la empatía y el saber decir las cosas con tacto. No quieren hacerse la gran cosa sólo para humillar a alguien, sólo dicen lo que han aprendido y ven, y pues, a veces cae el guante.

   Otro recordatorio que debe estar muy presente es: Ser tierno no es una personalidad y ser el motor de la vida de otro personaje tampoco. Una cosa es que el protagonista o un secundario tengan un hijo, sobrino o protegido por el que darían su vida; otra cosa es que la personalidad de dicho niño sea únicamente “es el protegido de X”. Ese niño tiene su propia identidad y, además, está siendo protegido por X, o sea, dos cosas diferenciadas.

   Al igual que los personajes adultos, los niños también se definen tanto por sí mismos como por su relación con los demás personajes. En términos generales, un joven o un adulto que recibe cariño y apoyo de sus seres queridos es más seguro, confiado y con la mente más tranquila; del mismo modo, un infante tiene mayor confianza y seguridad si sus padres son atentos y buenas guías.

   Debemos recordar que el desarrollo infantil implica la interacción del niño con su ambiente, sumado a su propio crecimiento físico. El niño, además, interpreta su ambiente de acuerdo a su propia percepción, ya que los niños no tienen la capacidad de ver las cosas desde el punto de vista de los demás. De hecho, ni siquiera el tiempo es igual para ellos, no son capaces (por su nivel de desarrollo) de ver hacia un futuro lejano; conceptos como "para siempre" o "muerte" son diferentes para ellos y requieren de un proceso distintos al de los adultos. Para los menores el mundo es muy, muy grande y sienten la necesidad de explorarlo.

   Personajes como Suika de Dr. Stone y Matilda de su película y libro homónimos son buenos personajes infantiles porque son inocentes y vulnerables, pero no son tontos y aprenden constantemente de los mayores tanto en conocimientos como lecciones de vida. De hecho, me daré la tarea de explicar un poco más del por qué creo que son buenos ejemplos de niños de ficción:

   Por un lado, Suika tiene una comunidad que la quiere, la cuida y no la subestima. Además, está rodeada de mentores súper inteligentes o hábiles y ella aprendió de ellos. A veces fue impulsiva para ayudar, una iniciativa motivada por su entorno y su propia personalidad (y porque ni los adolescentes saben medir consecuencias a futuro y hacen cosas riesgosas).

   Cuando Suika se vio obligada a sobrevivir sola, tuvo un momento de debilidad y dolor antes de intentar hacer algo para ayudar a su familia, eso sin perder su esencia infantil y necesidades como tal, pues seguía en la mente de Suika la necesidad de ser cuidada por ellos y que le dijeran qué tenía que hacer. No descubre la fórmula despetrificadora porque “es prodigio” o “lo memorizó de una vez que escuchó a X personaje”, sino que hizo lo que vio, repitió como una niña lo que sabía que le podía servir: prueba, error y constancia.

   Por su lado, Matilda tuvo más bien un entorno hostil y negligente que contrastaba con todos los mundos que leía, los cuales eran su escape a su desamparo. Ella era muy autosuficiente para su edad y al mismo tiempo presentaba la necesidad de amor y escucha, cosas que le fueron dadas por una adulta dulce y responsable que rescató el potencial, la confianza y la amabilidad de Matilda.

   Incluso, se puede ver cómo Matilda sabe que no puede confiar en sus padres, pues no sólo le gritan y menosprecian, ella misma lo admite a una de sus nuevas amigas de escuela y luego no es creída cuando la directora castigó a toda la escuela. En cuanto descubre sus poderes, se lo cuenta a su maestra y jamás a sus padres. Es a Miel a quien empieza a buscar cada vez más. Es Miel quien le dice a Matilda “está bien que te sientas fuerte” pese a que estaba escéptica de la telequinesis de Matilda, quien en ese momento no pudo probarle que fue ella quien derramó el vaso a Tronchatoro. Posteriormente intenta hacer justicia con su don, pero sin dejar su lado infantil al hacerlo o de usar ese poder para jugar.

   Ya que mencioné el entorno de Matilda, ¿qué hay de los traumas infantiles? Este es un tema denso y complicado, pues que un niño viva cosas tan terribles no es algo bonito para una mente sana. Sin embargo, puedo decir que: si tenemos cuidado con la coherencia cuando un personaje adolescente o adulto sufre un trauma, también tenemos que tener ese cuidado si la víctima es un niño.

   El detalle con los niños es que sí son por completo vulnerables y ellos aún son dependientes de un cuidador; sin contar que, dependiendo del daño que le hacen o cómo se los hacen, ellos pueden no percatarse todavía.

   Eso sí, es importante recordar el desarrollo que tiene el niño y su nivel de experiencia y sabiduría para afrontar o huir del daño que le están causando. No todos son Matilda, quien encontró refugio y conocimientos útiles en los libros.

   Algunos niños no aprenden a leer e incluso a hablar si su entorno se los impide; o bien podrían leer, pero dichos libros bien serán limitados o inadecuados para ellos. Algunos terminan haciendo bullying porque aprenden que sólo si se portan mal, obtienen atención; que sólo si le hacen daño a alguien más, se sienten menos miserables; que sólo pueden hacer eso porque jamás han experimentado otra manera de interactuar. Son factores a tomar en cuenta, aparte de que el escape puede ser otra cosa que no sean los libros. Funcionan también ciertos juegos o actividades, deportes, un jardín, un juguete, etc.

   Las consecuencias que causen los traumas a corto y largo plazo también deben formarse de acuerdo a la personalidad y qué tipo de ayuda pudo recibir el niño, sin mencionar el tipo de trauma y daño provocado. Como dije, el cuidado de construcción es igual de complejo que con un personaje adulto. Yo me atrevo a decir que incluso lo es más.

   Último punto que voy a tratar, a menos que actualice luego la entrada, es un recordatorio brevísimo: Un personaje infantil no es bueno porque sea muy avispado o súper inteligente o un devorador de libros. Un personaje infantil es bueno si está bien construido; vamos, como el resto de personajes.

   La sencillez también es bonita, no todos los niños ficticios pueden ser prodigios o un ejemplo de cómo son buenísimos superando problemas haciéndose fuertes o diciendo frases súper profundas sobre la vida. Son niños, no serán menos si alguien llega y los guía o si, en caso de que sea un drama trágico, se hunden y no pueden salir del hoyo en el que los metieron.

   A veces se meten en problemas por ser curiosos o por imitar a sus allegados, se equivocan, mienten, lloran cuando algo no ha salido bien. Eso es ser un humano y mostrar esas facetas no hacen a los personajes seres deplorables o poco llamativos.

   Esto último, bueno, en realidad todo, también cuenta si el niño que están creando posee alguna discapacidad, porque la diversidad funcional no lo hará más sabio, más leal, más amoroso o mejor que los demás. Tener una discapacidad, al igual que en los adultos, vuelve a los niños personas con distintas capacidades y ya. Sin tantas vueltas. No son "ángeles en la Tierra" ni esas tonterías discriminatorias que en nada ayuda. Tienen necesidades distintas, pero no merecen ser tratados diferente, sino con paciencia y tolerancia a tales necesidades.

   Otro día hablaré a fondo sobre los personajes con discapacidad. Por ahora, hago mención de este detalle porque me resulta importante animar a la investigación de sea cual sea la discapacidad que pongan en sus personajes y qué función tienen dichos personajes: así como ser el personaje tierno no es una personalidad, ser el "niño con discapacidad" o "el personaje con discapacidad" tampoco es una personalidad.

   He aquí, me tomé la libertad de recomendar algunas obras donde hay niños que, en mi opinión, han sido bien retratados. Si gustan agregar más en la caja de comentarios, serán bienvenidos, estas las menciono porque las tengo más frescas y me agradan:

   > Instant Family [Familia al instante]. Película: Sean Anders (2018).
   > Harriet the spy [Harriet la espía]. Película: Bronwen Hughes (1997).
   > Kindergarten Cop [Un detective en el kínder]. Película; Ivan Reitman (1990).
   > Lágrimas de ángeles. Libro: Edna Iturralde (2005). 
   > Little Monsters [*sin traducción oficial disponible*]. Película: Abe Forsythe (2019).
   > Matilda. Libro: Roald Dahl (1988). Película: Danny DeVito (1996).
   > Mi hermano persigue dinosaurios. Libro: Giacomo Mazzariol (2017).
   > My girl [Mi chica / Mi primer beso]. Película: Howard Zieff (1991).
   > Nanny McPhee [La nana mágica: Nanny McPhee]. Película: Kirk Jones (2005).
   > Sarazanmai. Anime: Nobuyuki Takeuchi y Kunihiko Ikuhara (2019).
   > The Game Plan [Entrenando a papá]. Película: Andy Fickman (2007).
   > Yo-kai Watch. Anime: Ushiro Shinji (2014).

   Pero en fin. Creo que ya he comentado cosas básicas que me parecen convenientes para charlar. ¿Qué opinan ustedes? ¿Han construido personajes infantes? Cuéntenme qué tal les ha ido con su creación o si tienen algo más que agregar al tema. Será genial leerlos. Sin más, me despido por el momento.

   No olviden compartir y recomendar. También pueden apoyarme económicamente invitándome a un cafecito.

   Atentamente, una beta de por ahí, ¡chao!

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   Fuentes de interés:
   Apego y pérdida: redescubriendo a John Bowlby. María Eugenia Moneta C. [Rev. chil. pediatr. 2014]. Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Artículo en línea.
   Del garabato al dibujo. Una mirada diacrónica del dibujo infantil. Silvina Cohen Imach. Universidad Nacional de Tucumán; Facultad de Psicología; 2012. Artículo en línea.
   Desarrollo humano. Diane E. Papalia; Gabriela Martorell. 
   Estilos de crianza | Tipos de padres: cómo influyen en el desarrollo de los hijos. Canal de YT: Sapiencia práctica.
   La creación de amigos imaginarios en los niños: ¿Un problema clínico? . Jacqueline Benavides Delgado [Revista: Tesis psicológica. 2007; No. 2] Artículo en línea.
   La creación psicológica de los personajes para cine y televisión. International Journal of Developmental and Educational Psychology 2005, No.3. Artículo en línea.
   La teoría constructivista de Jean Piaget y su significación para la pedagogía contemporánea. Varios autores. Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí; Ecuador; 2016. Artículo en línea. 
   8 consejos para crear un personaje infantil. Web: Editorial Matatena.

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Comentarios

  1. De toda la entrada, me gustó todo. Pero amé 😂 mucho más la queja de Iron Man 3 jajaja.

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