¡Hola, letritas hermosas!
Cuando hacemos un personaje, tenemos que hacerlo bien; son quienes llevan la historia sobre sus hombros. Deben estar definidos tanto en físico (no podemos darnos el lujo de describirlos de una forma, luego olvidarnos y describirlos de otra) como en personalidad y vivencias. Por eso, traigo una serie de preguntas y listas con respecto a características que tenemos que tener presente a la hora de formar a nuestros personajes y perfilarlos.
¿Cómo es por fuera esa persona? ¿Tiene la nariz torcida, los labios grandes, las manos pequeñas; es larguirucho o por debajo de la estatura media? Bueno, eso debemos saberlo y tenerlo registrado.
Así que tengo una lista de lo más básico: altura, peso (¿está en delgadez, el peso ideal o debería bajar unos kilos?), contextura del cuerpo, piel (¿color, textura?), ojos (¿son grandes, pequeños, alargados, de un color común o son llamativos?), cabello (¿color, corte, peinado, rizado, lacio?), cicatrices, tatuajes, piercings, lunares, manchas. ¿Acaso le falta una extremidad al personaje? ¿Cómo la perdió, nació así?
Aunque, y para aclarar, tampoco hay que detallarlos a fondo si es un personaje que aparecerá un par de páginas. O sea, no nos vamos a poner a contarle los lunares y a relatar su biografía si sólo es el vendedor de la esquina que los protas saludaron de paso. Además, también hay que tener en cuenta la personalidad para crear el físico…, un poco. Me explico, el “malo” no puede ser siempre un tuerto con cara de pocos amigos y una cicatriz que le atraviesa alguna parte del cuerpo porque es bien malo y sobrevivió a los parientes del héroe de turno y por eso lo quieren matar. Puede verse inocente y puede verse común y corriente. Los “buenos” por igual, no pueden verse siempre inocentones, súper apuestos y jóvenes eternos como si no existiera la vejez, no siempre pueden “verse buenos”.
Tiene que haber congruencia, aunque en la vida real las apariencias engañen, tampoco vamos a darle un aspecto gótico a un personaje que, de hecho, prefiere los colores claros y cosas suaves en vez de las cadenas de acero y adornos punzantes. Sólo porque queremos romper un prototipo, no quiere decir que nos vayamos al extremo; el gótico puede odiar los tatuajes y la glamorosa puede ser amante de los piercings, ¿ya entienden a lo que me refiero? El estilo de vestir refleja parte de su personalidad.
Pensemos en algo más, ¿cómo habla nuestro personaje? El humano tiene una variada gama de tonos de voz tanto para hablar como para cantar y del mismo modo tenemos muchas formas de expresarnos. ¿Es alguien muy campechano o tan formal que parece que su espacio personal es más grande que la habitación? ¿Usa modismos, confunde palabras? Podría tener alguna muletilla verbal o usar extranjerismos, ya sea por moda o porque es políglota. ¿Tiene su propia frase característica o prescinde de ello?
Vamos a lo siguiente: la identidad base. ¿Quién es nuestro personaje? ¿Cómo se identifica a sí mismo? (No, el sexo no es lo único a lo que me refiero).
Nuestro personaje merece un nombre y uno o dos apellidos (depende de su origen y la costumbre de su patria). Necesita una fecha de nacimiento y por tanto, un lugar de nacimiento, un pueblo de origen. ¿Es costumbre darles un número de identificación a los ciudadanos de allí? ¿Nuestro personaje lo tiene? Además, ¿qué raza o etnia posee y con cuál sexo nació? Pensemos también, ¿es mortal o inmortal de nacimiento o será algo que le ocurra después? ¿Tiene un alias? Y si es así, ¿se lo puso él mismo o alguien más? Todas estas respuestas deberían aclararse para darle forma a nuestra creación.
Ahora toca algo más profundo: su personalidad. Debemos tener en claro cuál es su carácter, cuáles son sus sueños, cuáles han sido decepciones para él o ella. ¿Qué manías tiene? ¿Algo logra producirle miedo o incluso una sobre reacción por fobia? ¿Cuál es la comida favorita de sus personajes? ¿Qué lo saca de sus casillas? Podemos pensar también cómo se comporta cuando se enoja, cuando llora, cómo se ríe; cómo reacciona cuando algo le gusta o cómo cuando es algo que le disgusta; y en todo caso ¿qué es aquello que le gusta o que le disgusta? ¿Cómo expresa sus sentimientos y emociones? ¿Qué aspira a ser y a dónde quiere pertenecer? ¿Ha conseguido algo ya? O sea, ¿ya tiene logros en su haber?
¿Tiene objetos favoritos? Tal vez siempre lleve algo consigo. Puede que su bolso siempre vaya lleno o quizá prefiera no andar con muchas cosas.
¿Su mundo posee ideologías políticas enfrentadas o religiones predominantes? Sus personajes deberían estar alineados o ser indiferentes, pero alguna preferencia habrán de tener. La ética y la brújula moral también es imprescindible; por ejemplo, hay asesinos a sueldo que no aceptan todos los trabajos que les presenten porque simplemente hay gente a la que no le quitarían la vida, hay trabajos que no consideran justos ni aún con todo el dinero del mundo. No matan por matar (de ser el caso tendríamos algún trastorno o motivo externo de por medio), tienen objetivos.
Es necesario conocer y tener claro cuáles son las virtudes de nuestro personaje. Y sobre todo, porque a muchos se nos olvida en ocasiones, ¿cuáles son sus aspectos negativos, sus defectos? Hay algo que lo limita física o mentalmente ¿alguna enfermedad o un evento que no puede superar? ¿Tiene acaso alguna alergia? ¿Tiene una discapacidad y sabe sobrellevarla, está aprendiendo o nunca ha podido?
Las personas ocupan parte de su tiempo en actividades profesionales y académicas; así que la profesión es algo que debería quedar claro en un personaje recurrente. Además, también tenemos que saber dónde vive, si está solo o con familia o amigos; si está emparejado ¿cuál es su orientación sexual y cómo vive su sexualidad?, qué educación ha tenido y qué desearía estudiar no podría quedar de lado. ¿Cómo es en público? ¿Cómo es en privado?
Ahora veamos otra pequeña lista, esta vez es sobre las personas que rodean a nuestro personaje, o sea, sus relaciones interpersonales. Tenemos a gente que…: ama, odia, repudia, teme o que le es indiferente. Los personajes deben tener parientes y amigos, o enemigos; pueden pertenecer a un gremio o asociación. Las personas en la vida real admiramos a otras personas y reprochamos a otras por ciertas actitudes, ¿qué hay de nuestros personajes? ¿Idolatran a alguien, siguen los pasos de otro alguien, o él o ella es quien suele ser admirado?
Ahora vamos con la biografía de los personajes, en el caso de los más elaborados. Pensemos en dónde nació, cómo se crio y quiénes intervinieron en su crianza de niño, ¿acaso vivió experiencias negativas o todo fue miel sobre hojuelas…, o quizá un poco de cada cosa? El pasado es lo que marca a la persona y poco a poco la moldea, hasta cierto punto, así que debería ser importante recordar cuáles eventos marcaron su vida. ¿Tiene traumas o ya los superó? ¿Cuáles fueron sus pensamientos anteriores acerca del mundo y qué ha cambiado y por qué?
Su mejor y su peor recuerdo. ¿O quizá hay lagunas en su memoria?
Hay una pequeña lista base que sigo para cualquier personaje, mientras más complejo vaya a ser o más representación tenga le añado más cosas. Es la siguiente:
1. Nombre
2. Alias/Apodos
3. Edad y origen
4. Especie
5. Aspecto físico: cabello, ojos, altura, complexión física, marcas en la piel, piercings y órganos o extremidades especiales.
6. Ocupación
7. Estatus social
8. Moral/Ética/Ideologías
9. Biografía sintetizada
10. Personalidad
11. Metas
12. Virtudes y defectos
13. Gustos y disgustos
14. Habilidades especiales: oído, rastreo, detección de objetos ocultos, hurto, ocultar su presencia (moverse en silencio), habilidad en idiomas, fuerza, estrategia, velocidad...
15. Hábitos negativos y positivos: fumar, tomar, rezar, voluntariado...
Por aquí les dejo una lista con los detalles a contemplar, lo que ya he puesto alrededor de toda la entrada, de una forma sintetizada y sin preguntas, sólo los detalles. Y por aquí con otros consejos complementarios para construir personajes.
Estos fueron los consejillos de hoy, letritas hermosas. ¿Qué añadirían a la lista? ¿Creen que he dejado algún detalle importante? Expláyense en los comentarios, me encantaría leerlos.
Atentamente, una beta de por ahí, ¡chao!
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