Conexión de escenas

   ¡Hola, letritas hermosas!

   Cuando hablé de la escaleta un anónimo me sugirió hablar sobre las transiciones o conexiones de las escenas.

   Antes de empezar propiamente en cómo escribir una transición, hablaré un poco sobre algunas cualidades de las escenas: Cada escena posee su propio clímax y un objetivo, o sea, una nueva información, un suceso que haga avanzar la trama. Cuando la escena termina, esta debe entenderse como finalizada, se ha de saber que ha cumplido con lo que tiene que presentar. Puede ser la interacción entre dos personajes que serán amigos, enemigos, pareja...; un monólogo o diálogo donde se descubra una información importante; la aparición o desaparición de un personaje clave para la historia; etc.

   El punto es que se entrará a una nueva escena y descubriremos algo más, los personajes avanzarán en su camino. Por esto último es que cada escena debe tener su propio suspenso final, algo que invite a querer saber más.

dos manos sostienen a cada lado piezas de un rompecabezas en blanco

   Ese querer saber más se da porque se ha descubierto un nuevo misterio o porque una interacción entre los personajes ha hecho que se acerquen o se alejen más entre ellos. Puede que se haya completado la primera fase de un plan o que algo en sus vidas haya salido mal y ahora tendremos que transportarnos con ellos a otro momento relevante para su historia y descubrir cómo enmendar las cosas. Esto nos lleva a las transiciones.

   Las transiciones deben ser breves siempre, con una frase basta e incluso podemos usar un par de párrafos para entrar en contexto; pero exagerar más allá puede ser contraproducente porque alentará la situación. Las descripciones de las transiciones de una escena a otra no deben ser kilométricas. Aquí pierde validez el “mostrar y no contar” porque no necesitamos saber mucho más que el cambio de una situación a otra. Cuando contamos que nos pasó algo fabuloso en el almuerzo del trabajo no explicamos qué tareas hicimos ese día; vamos al punto y contamos que luego de una mañana trabajosa nos ocurrió algo muy interesante en la hora del almuerzo.

   En una escena siempre hay que tomar en cuenta tiempo, lugar y acción. Son los ejes principales y a partir de ahí vamos a proyectar los cambios de una escena a otra. Además, el cambio de una escena a otra puede darse entre capítulo y capítulo; aunque es posible presentar varias escenas en uno mismo, dependiendo de qué vayan estas escenas y cómo se distribuya el libro; de lo cual hablé cuando traté la interrogante de cuántas páginas debe tener cada capítulo.

  Muchos dividen los capítulos basándose en las escenas, así que cada cambio corresponde a un capítulo. Otros tantos van por temas a desarrollar en la trama, etapas o arcos de la historia; por ejemplo: un capítulo constará de varias escenas de un personaje desde que le asignan un trabajo y este va y lo desenvuelve, el capítulo siguiente será sobre los resultados, las consecuencias y lo próximo que sucederá en la historia. Todo depende, claro está, de lo sea mejor para la historia o de lo que nosotros decidamos como autores sobre cómo nos conviene más.

   Retomemos los enfoques de escena:

   Cuando se trata del factor tiempo nos enfocaremos en las horas, los días, las semanas, los meses y los años. Las indicaciones de “esa misma tarde”, “al día siguiente”, “el 20 de Julio de ese año”, “dos años después” son las que toman la batuta. Aquí entra en juego la línea temporal de acontecimientos. Podrá ser el mismo personaje y podrá estar en el mismo lugar, pero habrá transcurrido tiempo de una escena a otra. Aunque, si la historia lo requiere, bien puede que dos escenas transcurran en el mismo tiempo y lo que cambien sean los demás factores.

   El cambio debe ser claro y debemos cuidar detalles como el ambiente: luz solar, personas alrededor dependiendo de los quehaceres de la hora, lo que hacen los personajes como las comidas o sus actividades, etc. Cada detalle incluido debe ser breve y cuidadoso. Por ejemplo:

    “Esa misma tarde, Sofía por fin se animó a visitar a su prima y se encaminó a través de la oscura carretera con farolas amarillas. A la mitad de su trayecto...”

   ¿Qué tan creíble es que en la tarde la calle ya esté oscura y con luces públicas encendidas? Digamos que no es un mundo o zona donde oscurece pronto, pero normalmente “tarde” es igual a “todavía hay luz y no es noche”. Así que por ese mínimos detalle ya la frase queda confusa y la escena, lo que ocurrirá a la mitad de su camino, podrá truncarse.

   Cuando el lapso es muy amplio no sólo tendremos que hacer una transición un poco más detallada (uno o dos párrafos bastarían) sino que es posible que tengamos que mostrar otra versión del personaje. Con esto me refiero a que en “dos, cinco o diez años después” el personaje no será exactamente igual, va a evolucionar y a cambiar no sólo el corte de cabello porque ha cerrado ciclos, sino porque su psicología y personalidad han experimentado situaciones y experiencias que lo hicieron ser un poquito (o muy) diferentes.

   Claro, esto no tendrá que ver del todo con la transición sino con las escenas, pero cómo presentemos al personaje después de ese periodo de tiempo nos ofrecerá una introducción al cambio que ha sufrido el personaje. Por ejemplo:

   “En cinco años, Sofía había dedicado su vida a encontrar al culpable del asesinato de su prima Minerva. Cada pedazo de información lo registraba y nunca desdeñaba una posible pista para dar con el criminal. En aquel despacho de Heredia había recopilado muchas de las piezas del rompecabezas y esa noche de agosto consiguió una de las piezas más importantes en mucho tiempo”.

   Aquí apreciamos datos de la nueva Sofía: tiene esperanzas, un sentido del deber para el objetivo que ocupa ahora su vida, es posiblemente muy cuidadosa con su investigación, no parece querer tirar la toalla y lo más importante, ha encontrado algo imperante para hallar al asesino de Minerva. Nos han contado lo suficiente y ahora nos mostrarán cómo Sofía resolverá el caso o se encontrará con un callejón sin salida. Lo que nos importa de la historia parte de aquí y aunque no nos explicaran absolutamente todo de Sofía, sabemos que ahora ella es diferente y que la situación ha cambiado acorde la trama.

   Con esto podemos pasar a la acción, a los personajes haciendo algo. Cada escena puede tener un enfoque de personaje distinto sin necesidad de cambiar de narrador (primera persona u omnisciente) o bien, mantener al mismo personaje. No obstante, si son experimentales o les gusta jugar con los puntos de vista en una misma escena, entonces deben tener cuidado en no marear yendo de un personaje a cada párrafo. Eso va de la mano con cambiar de narrador, hay que tener mucho cuidado con eso, darle voz propia al personaje ayuda, pero es deber del escritor hacer que se entienda que quien habla es la guerrera, el mago o un mayordomo.

   Cambiar el enfoque de personaje puede ser tan simple como titular el capítulo con el nombre del personaje en el que la narración se enfocará. Six of Crows, por ejemplo, nos dice qué personaje llevará la atención y la cámara lo va a seguir con acciones y pensamientos. Interactuará con los demás protagonistas, pero será su papel y su trabajo lo que guiará la narración.

   Sin embargo, si cambian el enfoque de escena en escena o si son como yo que se complican la vida y cada escena tiene “subdivisiones” donde me enfoco en cada personaje dependiendo de lo que esté ocurriendo, entonces esto será un poco más complejo. Ya dije que hay que tener cuidado en no marear y como en las películas, los cambios deben ser sutiles y contundentes a la vez. Tranquilidad, ahorita no hablaré de mis experimentos, pero expondré un ejemplo de cambio de escena enfocado en personajes… Bueno, no, primero un ejemplo del cambio de enfoque y luego uno de cambio de escena:

   “Sofía permaneció en inmutable silencio durante cinco minutos. Los únicos ruidos en la habitación provenían de los dijes de su pulsera tintineando cuando agitaba la copa en su mano. Su respiración era calmada y podía escuchar a la perfección los automóviles en la calle del frente, los gritos de los comerciantes del mercados y las voces agudas de los niños correteando alrededor de sus padres para hablarles de su día en la escuela. En su cabeza daba vueltas una y otra vez la misma frase que Rodrigo le soltó antes de colgar: ‘Ese sujeto sabe de la mujer que lo ha estado buscando por cinco años’. Apretó los dientes, todavía no sabía cómo sentirse y eso le provocaba un ardor de enojo en el estómago.
   El timbre rompió el silencio. Cuando la puerta fue abierta, Daniela casi se traga su saludo al ver el ceño fruncido de Sofía. Había llegado a visitarla por un rumor que escuchó días atrás en el mercado y que había vuelto a oír en las oficinas de la central telefónica esa mañana. Entró callada al departamento y aceptó la copa de vino que le ofreció Sofía. Le pareció buena idea empezar su visita con un comentario trivial para luego hablarle sobre la nueva información...”.

   Reitero, no exageren con estos cambios, debe haber un motivo detrás y con lógica de acuerdo a los personajes. Ahora vamos con un ejemplo de transición de cambio de escena de acción más normalita donde se pasará a una escena distinta, no será tan largo: 

   “Amador le dijo a todo el equipo que podía retirarse, tan sólo Francisco no obedeció. Su rostro expresó incertidumbre cuando se acercó a su superior y dudó un poco antes de hablar.
   Gerardo no se detuvo a pensar en por qué su compañero tenía un rostro consternado y mucho menos para qué se quedó en la oficina del director. Su mente ahora se ocupaba en cómo cumpliría el trabajo que tendría que empezar en ese preciso momento...”.

   Pasemos, pues, al factor de lugar. Cuando hablamos de lugar, normalmente también tenemos que tomar en cuenta el tiempo como aliado importante, ya que ¿cómo llegaron hasta ahí? La elipsis no siempre funciona y hay que saber manejarla. Es como cuando un personaje de una película se queda sin recursos y dice que será difícil llegar hasta su destino, pero cortan y ya están en el lugar mágicamente. De nada sirvió que nos contaran que sería difícil porque igual ni lo mostraron y hasta parece que se teletransporta porque en principio no tenía cómo avanzar. La misma confusión decepcionante ocurre también en la literatura y debemos evitarla.

   Al tratarse de un espacio físico podemos transportar a los personajes con simples frases de “ya en casa”, “una vez en la oficina” o “en la ciudad el personaje...”. Podemos explayarnos luego con el paisaje, pero en la transición los detalles serán breves para ubicar y dar la sensación de cambio. Incluso podemos jugar con las descripciones del lugar para emitir diferentes sensaciones ya sea por el espacio o porque los personajes lo sienten. Lo expondré con varios ejemplos:

   “En puerto Limón la vida se movía diferente. El calor del ambiente se percibía más si alguien venía de una ciudad como Cartago, y Gerardo acababa de darse cuenta de ello”.

   “Cuando Sofía por fin llegó a la dirección que Daniela le había entregado no pudo evitar sentirse decepcionada. Casi se sintió estafada con esa oficina maltrecha en mitad de edificios tan modernos y cuidados”.

   “En su casa, esa misma tarde, Francisco se descubrió a sí mismo en una encrucijada”.

   “Sofía asistió a la fiesta patronal con un rostro más bien fúnebre. No había podido evitar rechazar la invitación de Daniela y ahora estaba con un humor de perros rodeada de personas alegres y repletas de energía”.

   Después de haber dicho todo esto y soltarme cuatro páginas del Word de Drive, me gustaría aportar una última consideración más:

   Es posible marcar el cambio de escenas sin una transición tan larga o tan pensada. Esto porque podemos marcar las escenas de manera gráfica como son los asteriscos, los tres puntos o algún dibujo o símbolo pequeño (en libros de fantasía son comunes). Así de simple, obvio, sí hay que aclarar dónde, con quién y en qué momento se da la escena, pero los asteriscos o dibujitos ayudan. Para estas frases breves también funcionan los conectores textuales.

   En fin, eso sería todo por el momento. Espero haber aclarado dudas al respecto de las transiciones de escenas. Comenten qué otros consejos darían ustedes o si juegan también con las perspectivas.

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   Atentamente, una beta de por ahí, ¡chao!

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   Fuentes de interés:
   Cómo escribir las transiciones de una historia. Web: Mundos de Leyendas.
   Conflicto y Evolución de Personaje. Web: Luna G. Writer.
   Consejos escritor: Transiciones entre escenas. Soyungirasol. Libro de consejos en Wattpad.
   Entorno, escenario y atmósfera. Web: Escrilia.
   Siete formas efectivas de escribir para enganchar al lector. Web: Sinjania.
   Transiciones de escena ¿qué son y cómo se comen? Web: Escuela de Escritores de Mnemósine

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Comentarios

  1. Hola! soy la anon de la vez pasada :) Muchas gracias por la muy completa entrada, estaré aplicando tus consejos en lo próximo que escriba.

    Respecto a qué consejo daría, supongo que está el fijarse cómo hacen las transiciones otros autores, resaltar lo que les gusta, lo que quitarían o preguntarse por qué les pareció más o menos brusco. Tener de referencia a otros sin caer en la copia puede ser un arma espléndida.

    Con las perspectivas he jugado más bien poco, pero las veces que lo he hecho he quedado sorprendida de lo mucho que puede cambiar una historia, aunque sea la misma, contada desde los ojos de otro personaje.

    Eso es todo de mi parte. ¡Estaré leyendo tus demás publicaciones!

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    1. ¡Hola! Qué gusto leerla de nuevo. Es un gusto que le haya sido de utilidad. :D

      Ese es un buen consejo. Tomar como ejemplo a otros autores y aprovechar lo que aprendamos de ellos es una de las muchas cosas que podemos usar a nuestro favor en el proceso creativo. Siempre se aprende algo de los demás, incluso de las cosas malas, ¡eso es de lo mejor!

      Es cierto, las perspectivas hacen bastante por una historia. Le recomiendo que practique un poco más eso, es realmente provechoso y hasta divertido ver la cantidad de cosas que se le puede sacar a una historia tan sólo por ponerla en un punto de vista diferente.

      Un saludo muy grande y caluroso (a menos que prefiera el frío, entonces será un abrazo ártico jajaja). ¡Muchísimas gracias por el apoyo!

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