Inclusión de colectivos en la ficción

Reflexiones de una beta

   // La normalización de colectivos y las cuotas de inclusión

   ¡Hola, letritas hermosas!

   Hay algo que lleva incomodándome bastante tiempo y esas son las cuotas de inclusión. Sí, cuotas. Porque una cosa es incluir añadir determinadas características a los personajes y otra cosa es llenar una lista de características que tienen que estar en los personajes antes de siquiera pensar la historia. Son asuntos diferentes, en uno la inclusión es sana, orgánica y hermosa; en la otra se convierte lo que comúnmente se llama “inclusión forzada”, porque sí, eso existe y dichas características se convierten en una lista de compras que hay que cumplir por obligación política.

Hay una libreta que tiene una lista de cosas por hacer con checks. Al lado tiene un bolígrafo y del otro una taza de café.

   Y es que ocurre un problema con este tópico, hay quienes no diferencian un panfleto político de una historia con crítica social o una historia “inclusiva”. Pero ¿qué es inclusivo? En una historia acerca de soldados rusos en una guerra rusa yo no esperaría encontrarme latinos ni una subtrama amorosa de un par de personas del mismo sexo que descubren su amor. Lo normal es que haya soldados rusos y personajes vecinos como mongoles o chinos, por ejemplo. ¿Acaso sería una historia excluyente porque no tenga a determinado sector? No, ni que las historias tuvieran que ser un catálogo de la diversidad humana.

   Como me gusta ejemplificar y argumentar mi tesis, tocaré algunos tópicos para evidenciar una fuerte problemática en este tema. O al menos, para desahogarme.

   >> Capitana Marvel vs. Iron Man

   Muchos defienden la arrogancia de la Capitana alegando que no es el único personaje de su universo que es así, que la gente la odia “porque es mujer”. La excusa de que algo le pasa a una mujer sólo porque es mujer evita que se vean las verdaderas problemáticas. En este caso: la Capitana es una Mary Sue que no se deja querer, al menos no por muchas personas donde yo estoy incluida (excepto en “What If...?”, ahí la hicieron agradable y me alegraba de ver sus apariciones).

   Iron Man no es un personaje que quiera, me cae algo mal, sin embargo, reconozco que es un personaje complejo y humano. Metió la pata con Ultrón y luego tuvo el descaro de decir que todo su equipo requiere que los controlen, un error evidente. Pero, sobre todo, en su primera aparición este personaje pasó de ser un mimado y arrogante que vive en su burbuja a ser un héroe verdadero. Vio su error de vender armamento para fomentar una guerra que casi lo mata, estuvo herido, solo, rodeado de enemigos que no pudo vencer de buenas a primeras, sino con su ingenio. No es un personaje rotísimo que todo lo puede, hasta se murió de manera honorable.

   Luego está la Capitana, que de niña no hace caso de ir más lento en una carrera en la que chocó, y su papá responsablemente la regaña por su metida de pata. ¿Cómo lo muestra la cinta? Como si el padre fuera un opresor malvado porque es hombre. Se burlaron de ella en el ejército y, a ver, eso es normal, a todos les gritan y atormentan allí. Mantenerse y ganarse un puesto es suficiente para demostrarse a sí misma que pudo, pero llega ella y suelta comentarios de que hay que demostrarle a los hombres que las mujeres pueden… Cap, ya estás peleando codo con codo junto a ellos y te dejaron inscribirte de todas maneras, no seás bruta.

   La capitana en sí no pasa por un momento donde cae bajo, donde se equivoca, donde de repente no encuentra una salida y está a punto de morir. La capturan por cinco minutos antes de liberarse con un poder que le regaló un accidente y el cual ni siquiera entrenó del todo. ¿Cómo controló tanta energía de golpe? Pues porque es ella y ya, no hay de otra. Su error de creer que los skrulls son malos no lleva a una consecuencia nefasta, no hay un cambio de parecer ni de crecimiento personal, ni siquiera una lección de “no juzgues a un libro por su portada, no todo es lo que parece”. Sólo los salva y listo, de un golpe derrota al malvado para ir a comer perdices.

   Si a alguien le gusta la Capitana, está bien, yo no le tiro odio a sus fans, pero no voy a decir que estos dos personajes son iguales y que una tiene odio por “misoginia”. Recibe odio porque tiene una actitud fea. A Miles Morales lo metieron en ese saco de odio hasta que su película resultó ser una maravilla porque el personaje no se basó en ser negro, se basó en que era otro Spiderman y un muchacho que pasó por un proceso de crecimiento personal fantástico. Se ganó el amor que se merecía.

   Y hablando de colores de piel…

   >> Las etnias y la ficción conveniente

   Algo que me resulta hasta gracioso es cuando justifican cambios de color de blanco a negro con la excusa de “es sólo ficción” incluso cuando se habla de personajes históricos como Ana Bolena o personajes míticos con una cultura en contexto como Heracles. La lógica de estas personas es que es inclusivo adaptar las historia y los mitos de personas blancas con actores negros, pero es un escándalo si Cleopatra es representada como una mujer blanca y hermosa, cuando todo indica que, por su sangre real y macedónica, ella sí haya sido de piel clara.

   Es ficción si reescribo un mito con personajes negros sin venir a cuento, pero es un insulto si alguien realiza un fanart de colores pastel en personajes de piel oscura. Resulta en un absurdo, son las mismas personas que hablan de la esclavitud histórica de los negros, pero niegan que hayan existido negros esclavizando negros, indígenas americanos esclavizando a otros indígenas americanos o incluso árabes y africanos esclavizando personas de pieles blancas de diferentes etnias. La historia sólo es historia y la ficción sólo es ficción cuando conviene.

   El concepto del racismo inverso y la negación de su existencia como si las personas negras no pudieran ser malas es ofensivo para la verdadera lucha contra el racismo. Los negros son personas con las mismas virtudes y defectos que las personas de otros colores; es discriminación pensarlos como santas palomas incapaces de pensar en maldades o de poseer prejuicios.

   Quienes defienden que está todo correcto con cambiar personajes preexistentes me causan otra intriga: ¿De verdad creen que hay que negrear personajes de productos exitosos para que sean aceptados en vez de crear personajes nuevos con su propia esencia e historia original? ¿Es necesario que Ariel ahora sea afrodescendiente en vez de crear una nueva princesa realmente afro o una precolombina latinoamericana, por poner un ejemplo?

   Tiana de “La princesa y el sapo” tiene un contexto para ser negra pese a que su cuento original es blanco, y es una película hermosa. ¿Por qué? Porque Tiana no es como tal la princesa de aquel cuento medieval ambientado en Europa del este, pero la historia alrededor está hecha para contar una nueva historia. Una chica negra en Nueva Orleans que se esfuerza por sus sueños y encontró el amor de una manera peculiar, un príncipe de oriente que también tiene su propio arco de personaje y el cual lucha con ella para quitarse de encima a un villano carismático.

   Tiana no es negra porque sí y tampoco está rodeada de sólo blancos malvados para demostrar que ella es la buena, nos damos cuenta de que ella es buena porque sus virtudes son mayores a sus defectos y no pasa por encima de los demás. Su amiga tampoco es buena porque es blanca, es buena porque tiene valores y un padre amoroso que le enseñó a ser buena persona, del mismo modo que a Tiana sus padres también la guiaron. ¡Hay una historia qué contar más allá del color de piel de la protagonista!

   Blade es un personaje que saltó de los cómics a la pantalla grande y siempre mantuvo su color de piel. Un personaje querido, genial y que le rompe el hocico a sus enemigos. Su historia no se basa en que es negro y existe porque es negro; su historia se basa en que es un híbrido mortal-vampiro. No debería ser extraordinario por ser negro; no es como si los negros no pudieran protagonizar nada o en la vida real no hubieran hecho cosas geniales como para resaltar esto. ¿Acaso cuando un protagonista blanco recalcamos que es bueno por blanco? No, porque lo que importa a uno como lector o espectador es que dicho personaje esté bien hecho.

   Lo malo con cambiar la piel de los personajes es que una verdadera minoría por su baja demografía se ve excluida: los pelirrojos. Ya hasta es un meme que los pelirrojos sean convertidos en negros cuando son adaptados a películas/series. Y lo malo no es el color de piel, lo malo es que parece que no podemos tener pelirrojos en la gran pantalla. Lo malo es que la presión política de la “inclusión” reduce el asunto en simples cambios de piel en vez de crear personajes negros de cero, en crearles personalidades originales e identidad propia. Negros o de cualquier otra etnia, claro, pero en la actualidad existe una dicotomía basura de blanco y negro que, bueno…

   >> Un hada madrina negro con clichés de afeminados para llenar una cuota vs. Una cineasta creativa con un lindo arco argumental

   Hablemos sobre la sexualidad. Cuando salió esa terrible versión de la Cenicienta donde el hada madrina resultó ser un hombre negro afeminado levantó un gran revuelo. Voy a tener la audacia de señalar que para sus creadores una anciana (o anciano) no puede tener un papel de salvadora, resulta risible que por querer “romper estereotipos” el resultado final sea un hombre afeminado en papel de hada. Apuesto cinco centavos a que el sujeto es gay porque con esas pintas estereotipadas lo raro es que no lo fuera.

   ¿Me quieren decir que los hombres heterosexuales no pueden tener una vena de moda y usar magia para ayudar ahijados en problemas? ¿Un sujeto masculino no puede ser hada madrina, o más bien, hada padrino? Cosmo es un hada macho masculino, casado amorosamente con un hada hembra y nadie hace un escándalo. Su sociedad está hecha de machos y hembras porque son seres sexuados. El hada líder de “Los padrinos mágicos” es un ser muy masculino y heterosexual, y la gracia no es que sea un militar porque está súper bien que un hada macho sea masculino. Pero sigamos con el hada problemática de la película que quiero usar de ejemplo negativo.

   Para hacer completa la burla, esta hada es un estereotipo: el sujeto que es un ser mágico usualmente femenino usa un vestido extravagante y tiene gestos femeninos estereotipados. Esa hada no es el hada madrina de una cenicienta, esa hada es un cupo de inclusión donde los negros y los afeminados son una cuota estereotipada. Si de verdad la película quería ser diferente en vez de llenar una lista del supermercado, ¿por qué no crearon una cenicienta en contexto chino o árabe o con un príncipe negro valiente que va codo con codo junto a la protagonista?

   Un hada negra que de verdad tuvo impacto y estuvo bien hecha porque no era un panfleto político es la de la versión de Hillary Duff en “La nueva Cenicienta”. La mentora de la protagonista, Rhonda, no es sólo una mujer negra, es una mujer trabajadora y amorosa que no teme defender a la chiquilla que decidió proteger, aconsejar y amar. No tiene tanto tiempo en pantalla y su personaje se deja querer, no tiene que exagerar gestos ni vestirse estrafalaria para darle un vestido hermoso a esta cenicienta que quería un rato de libertad. No tiene que anunciar con bombo y platillo que es negra sólo para dejar en claro que “su historia no es racista”.

   Ahora, en contraposición al hada que se esforzó demasiado por generar un impacto: Katie de “La Familia Mitchell vs. Las Máquinas”. A este personaje se lo recuerda por ser carismático, gracioso, ser una joven llena de sueños y preocupaciones, una cineasta creativa y una relación familiar con altibajos que consigue arreglar al final de la película… Ah, también le gustan las chicas y su familia quiere conocer a la amiga con la que tiene química.

   Katie no es una propaganda, Katie es un personaje con personalidad, historia y una de sus características es que es lesbiana. No hace de su sexualidad su única identidad porque todas las personas tienen algo más que sus gustos en pareja. Se trata de un personaje original que no tuvo que robarle el éxito a otros ya creados. Los heteros no basan su personalidad en ser heteros, ¿por qué hay que pensar que los demás sí como si fuera algo más destacable que ser luchadores, soñadores, vengativos, buenos, malvados, etc.?

   Una mención honorífica que quisiera resaltar es Artie, un amigo para la protagonista del live action de Cruella. Es otro personaje que va más allá de cumplir una cuota, un personaje que tiene personalidad y no anda peleando con los heteros, sino que se esfuerza por destacar en sus habilidades y hace un click amistoso con Cruella. Un personaje masculino bien llevado que tampoco le quitó el puesto a otro personaje para destacar, tuvo su propio escenario desde el principio como Katie.

“Cuando yo quiero un producto que me represente, pues quiero uno original. Quiero que cuando lo escribieran, así como cuando te escriben un poema, lo hayan hecho pensando en mí.” Mexican Pover.

   >> Las mujeres y lo extraordinario

   Antes que nada: las mujeres no somos minoría, somos la mitad de la población. Que en determinados entornos no destaquemos tanto es distinto, pero eso le pasa a los hombres en otros ámbitos porque tenemos preferencias y habilidades complementarias. Eso está bien.

   En mi entero punto de vista no es “inclusión” colocar una mujer en una película o un libro ni crear una sociedad ficticia de sólo mujeres (y veamos lo hipócrita que dichas sociedades son “fuertes y empoderadas”, pero si fuera de hombres entonces son “machistas y malvados”). Como dije, las mujeres constituimos la mitad de la población. Además, recalcar que una haga algo “fantástico” como “mujer fuerte e independiente” es asumir que no podemos hacerlo sólo porque sí, como si fueran excepciones las que hicieron algo grandioso y no porque todas las mujeres puedan tanto como los varones. Recalcar que una guerrera es “una verdadera mujer fuerte” quiere decir que las no guerreras son débiles y no son verdaderamente fuertes.

   Esto se convierte en un arma de doble filo porque estas cuotas por sexo permean hasta en la vida real. No quisiera ser una trabajadora a la que llamen no por méritos, sino porque mis cromosomas son XX. O sea, llené un cupo por obligación y no porque me admiran o porque hago algo distinto, sólo soy una cuota. Me da más asco que si me dijeran que no por exactamente el mismo motivo, así al menos no me estarían usando para la política.

   En la ficción encontramos muchísimas mujeres de todo tipo, desde la ama de casa más tierna hasta la guerrera más belicosa. Dicen algunos que a los varones les incomoda ver mujeres fuertes, que hay que poner mujeres realmente fuertes e independientes y que hay que escribir más mujeres que no dependan de un príncipe azul. Me dirán lo que sea, pero aquí yo huelo a misoginia interiorizada, ¿de verdad estas personas se creen que las mujeres “rudas” que rechazan la feminidad, no son princesas y odian los labores del hogar son más fuertes y más independientes y mejores mujeres que las que no? ¿Soy menos fuerte e independiente porque me siento a escribir en vez de alistarme en el ejército? Perfecto.

   Vamos con un ejemplo que algunos grupos tacharon de misoginia: Las Cazafantasmas. De nuevo una inclusión basada en que las mujeres no pueden empezar franquicias por su cuenta, deben agarrarse del éxito de una franquicia donde los protas fueron hombres. Esa película fue un desastre porque ya estaban establecidos los personajes y nadie quiere que les cambien a sus personajes entrañables para cumplir una agenda política sin alma.

   ¿Por qué no iniciar una nueva franquicia de médiums e investigadoras paranormales femeninas? ¿Tan poca fe le tienen a las mujeres para iniciar franquicias? Y eso que Kill Bill y Alien tienen a dos de las mejores protagonistas de la acción y el terror, amadas por hombres y mujeres. Beatrix y Ripley destacan por ser personajes femeninos asombrosos, no por sacar la bandera de “mírenme sólo porque soy mujer y hago “cosas de hombres””.

   Los libros de romance son en su mayoría protagonizados por mujeres (o escritos por mujeres, incluso si los protagonistas son varones). Buena parte de películas y libros de fantasía que han movido muchísimos fans en los últimos años son protagonizados por mujeres: Una corte de rosas y espinas, Cazadores de sombras o Los juegos del hambre, entre otros. ¿De verdad hay que ir con un panfleto de “empoderamiento” como si en vez de mujeres, fuésemos víctimas? ¿No basta con la trayectoria de muchísimas mujeres? ¿No basta con nuestra propia autoestima y esfuerzo?

   Los personajes femeninos verdaderamente fuertes no necesariamente son guerreros. Los personajes femeninos que sí son fuertes y no un estereotipo lo son porque son resilientes, valientes, esforzados, aprenden de sus errores, son humanos luchando por ellas mismas o por quienes aman. No necesitan gritar que “no tienen que demostrar nada” para proceder a hacer algo para demostrarlo y no porque sea algo que quieran busquen o necesiten.

   >> La inclusión y la estética

   Cuando se habla de normalización o inclusión existe una vaina de querer que ciertas características sean normales por medio de hacer pompa y maroma a causa de dichas características. Yo no me explico y es algo que causa cada vez mayor rechazo porque en vez de normalizar, queda forzado y claramente sin el factor “normalidad”.

   Pero vamos con la apariencia de los “personajes inclusivos”. Para empezar, resulta problemático que una de las insignias de la normalización e inclusión sea la derogación de los estereotipos y, en realidad, son los que más los perpetúan:

   Muchos quisieron que Elsa de “Frozen” fuese lesbiana sólo porque no tenía su pareja masculina dentro de la obra y ascendió a reina. Por ser “fuerte” sí o sí tenía que serlo (ya me dirán si huir al primer problema en vez de buscar ayuda pertinente es de ser fuerte). Cuando quisieron adaptar en live action la caricatura de “Las chicas súperpoderosas” no escogieron a Bombón ni a Burbuja como personajes inclusivos, sino a la ruda, a la más masculina de las tres, a la que tiene el pelo corto y es “una chica rebelde”, a Bellota la hicieron lesbiana porque el estereotipo calzaba. Con una versión de “Saint Seiya” convirtieron en mujer al caballero con aspecto más gentil y personalidad más pacífica que sus compañeros, sin contar que su constelación es femenina. ¿Acaso no podían usar a Shiryu siendo femenina al estilo Chun Li de “Street Fighter” u O-Ren Ishii de “Kill Bill”?

   Yo sé que existen mujeres masculinas y lesbianas, pero, por el amor al arte, ¿acaso son todas así o es la única manera en que los espectadores captarán que un personaje femenino es lesbiana? Sólo falta que la pareja de esa Bellota o de cualquier personaje similar sea negra para cumplir la cuota de racismo, porque claramente debe haber una pareja “interracial”.

   Y no es que dichas cosas combinadas sean malas, sino su presentación. Ya había mencionado en una entrada anterior que Damon de “Círculo de sombras” me había fascinado. Y yo al principio no me di cuenta que era un hombre negro homosexual. Yo lo leía como un hombre con poderes, arrogante, serio, prejuicioso, enojado, triste a veces y algo traumatizado. Luna no tuvo que gritarle a sus lectores que era negro y gay, no tuvo que promocionarlo como gay, su personaje valía porque tenía otro montón de cosas más relevantes para su historia.

   Una crítica que encontré y, admito, me sorprendió de mala manera, es que hubo quienes se quejaron de que Maui de “Moana” fuera supuestamente obeso. Pese a que los hombres, y mujeres, más fuertes del mundo tienen un físico similar (no están tan marcados los músculos en el exterior y son bastante gruesos) hicieron memes y burlas diciendo que este personaje era un semidiós gordo, chancho, hipopótamo. No basta con que fuera una historia con base polinesia bastante hermosa y bien hecha, ahora resulta que Maui sí o sí tenía que tener un físico de belleza masculina canónica.

   Y es que no es sólo la belleza lo que entra en juego, también la moral de los personajes. La nueva señorita Miel de “Matilda” no es fea, pero ¿hubieran hecho ese cambio con Tronchatoro? Yo lo dudo. Casi siempre los cambios son a personajes buenos, políticamente correctos, héroes o mártires; a villanos no, porque claro, sería racismo y si se hace, debe aparecer poco dicho villano o antagonista. Quisiera ver el universo donde que en vez de poner negros en el elenco secundario del live action “La Bella y la Bestia”, hubiera sido Gastón un hombre afrodescendiente. Sin miedo a equivocarme, habría causado un mal revuelo.

   En otras ocasiones, los rasgos afrodescendientes valen sólo para un color de cuota. El ejemplo más fresco y que peor me cayó fue el de “Doctor Sueño”. La niña protagonista era rubia, de un hermoso cabello dorado al que se le hizo énfasis más de una vez en el libro. En su adaptación cinematográfica es una niña negra que suele llevar su cabello con una trenza simple. ¡¿En serio?! Perdieron la oportunidad de poner en pantalla una niña con cabello como algodón de chocolate o unas trenzas coloridas o unos colochos divinos. Ah, no, que uno de los rasgos más lindos y característicos de los afrodescendientes sea ignorado porque lo que importaba era cambiarle el color a un personaje ya hecho.

   Yo ya no espero nada, el problema es que igual me decepciono. En fin, sigamos.

   >> La comunidad literaria y sus listas de cupo para personajes

   Este punto a mí sí que me molesta por la hipocresía. Me reservo dar nombres y enlaces porque tampoco es una cacería esto.

   En los últimos dos años me he involucrado muchísimo más en el gremio literario dentro y fuera de mi país. He encontrado cosas maravillosas, personajazos y… ¿acaso ese autor está haciendo un chiste de odio hacia los heterosexuales y personas blancas mientras que en su perfil alega que está en contra del racismo y es abierto a la diversidad sexual? Oh, vaya.

   Cada quién hace el humor que le place. Puede ser incorrecto o no, claro; el problema es dárselas de correcto y hacer exactamente lo que se critica. No son pocas veces las que uno se puede encontrar bromas sobre las cualidades de los personajes a escribir: que si es divertido hacerlos sufrir, que si la mitad de los elegidos son huérfanos, que si shipeamos a estos dos personajes, que si algunos tropos sólo son buenos cuando hay tensión sexual entre personajes del mismo sexo. Esperen, ¿qué?

   Respeto a las fujoshis, fudanshis y taekos; al mismo tiempo a mí nadie me va a decir que no existe un fetiche hacia las relaciones homosexuales. Un fetiche consumido sobre todo por mujeres. Estuve en fandoms repletos de esta clase de fans, fui esa clase de fan en mi adolescencia. Soy testigo de que no ha cambiado el morbo por ver a dos hombres o dos mujeres sosteniendo relaciones coitales.

   ¿Y qué tiene que ver esta hipersexualización con la comunidad literaria? Su hipócrita manera de decir que son inclusivos, respetuosos y “LGBT+ friendly” para luego soltar comentarios fantásticos de tipo “en mis historias no hay cisheteros a menos que se mueran rápido o sean directamente los villanos” o “¿qué encontrarás en mis historias? romances gays, muchas lesbianas y heteros deconstruidos”. Al final los personajes se reducen a su sexualidad y combaten la homofobia con heterofobia. Y, de paso, se olvidan de los asexuales, sin contar que a cierto sector tampoco le hacen gracia los gays porque siguen siendo hombres no transexuales y eso es muy malo y opresor, según sus puntos de vista.

   Yo sólo soy espectadora cuando esas cosas se comentan porque darle importancia no me suma nada. Tan sólo como palomitas mientras admiro que incluso se montan listas de cosas por incluir en sus historias, y sí, cosas, no cualidades ni representación de minorías. Cosas. Porque si los personajes estuvieran emulando personas reales con cualidades reales, la propaganda no se centraría tanto en sus sexualidades ni sus colores de piel ni qué tan políticos son. En estos espacios el personaje gay es gay y además guerrero, la trans es trans y de paso ingeniera, etc. Sus cualidades inclusivas se tornan en “soy especial y diferente” en vez de “soy normal” como lo que debería ser en la premisa.

   Yo no me quiero meter con los gustos de nadie, cada quien que lea y vea lo que guste. Donde me voy a meter, o más bien comentar, es cómo algunas personas se ofenden o se burlan si alguien no quiere consumir “historias inclusivas”, pero estas mismas personas se jactan o promueven que no hay que consumir productos que no se ajusten a sus normas. Son buenos para decir que no leen historias con protagonistas hombres heterosexuales o romances heteros, pero se enojan o señalan a quienes no quieren consumir un producto que contenga un beso lésbico o protagonistas gays ¿en qué quedamos?

   Este mismo problema surge cuando alguien se jacta de que tiene un círculo que supuestamente sólo escribe cosas inclusivas y que desea libertad para todos, pero se molesta y cancela a una persona que no desea escribir “inclusión”. Y resulta que, en la mayoría de los casos, no es que dicha persona no quiera ser inclusiva, simplemente no quiere llenar sus textos de cuotas, sino de personajes que son más que cupos. En todo caso, si alguien no le da la gana escribir a determinado grupo, ¿eso en qué le afecta al resto? Absolutamente en nada. Cada quien que escriba y consuma lo que desee sin pasar por los derechos de expresión y entretenimiento de los demás.

   Ah, en fin, si gustan de comprobar lo que digo, pásense un rato al lado literario de Facebook y Twitter. Yo no vine aquí a funar, esta entrada la hago para señalar problemas que he encontrado y analizado. E igual, si les parece que exagero, bien por ustedes y bien por mí, tenemos puntos de vista diferentes y respetables.

   "Centrarse en poner el foco de la diversidad en una franquicia ya establecida equivale a pensar erróneamente que esas minorías no podrían crear una franquicia desde cero." Brianda Hernández.

   >> Últimas cuestiones

   Mucho color, mucha etnia y mucha dicotomía entre hombres y mujeres, negros y blancos..., ¿qué hay de las diversas religiones y la verdadera variabilidad cultural? Ponerle turbante a un extra no es inclusivo per se (al menos para mí, son un simple adorno como lo puede ser un cameo). Además, ¿Dónde quedan las discapacidades físicas, de las neurodivergencias, los síndromes y padecimientos crónicos visibles?

   La musulmana con hiyab es la amiga secundaria que basa su esencia en usar velo porque otra cosa no tiene que aportar; la cristiana es la rarita que impone sus ideales opresores y discriminatorios; el judío no come chancho y hace chistes de un pueblo perseguido. El que está en silla de ruedas es un bonachón secundario y que se olvide del protagonismo (el profesor X fue protagonista en algunas películas donde todavía caminaba o donde su tiempo en silla de ruedas fue menor a estar de pie, así que para mí no cuenta por completo).

   Yo me pregunto qué pasa con hacer cambios en las capacidades intelectuales de los personajes. En vez de ponerle más color, ¿por qué no añadir una discapacidad que le permita desarrollar habilidades que otros no como le sucede a Toph de “La leyenda de Aang”? ¿Por qué no exigir más personajes neurodivergentes que no sean motivo de burlas o con papel de “pobrecito”? Las personas afrodescendientes están bastante representadas en la ficción, pero cómo cuesta pensar en personajes que pese a sus discapacidades destaquen por otras destrezas como Kaz Brekker o Daredevil, o que, quizá, tengan autismo o esquizofrenia en una historia donde tal situación no genere siempre ambientes de terror.

   Normalizar no es impermeabilizar las diferencias para decir que todos somos iguales, incluir no es obviar las características de los demás.

   Tampoco lo es saltar con la bandera de “soy especial” sólo por alguna cualidad que se supone, en la teoría de la inclusión, debería ser “normal”. No se puede decir que somos inclusivos en un aula, pero el profesor no tiene idea de cómo evaluar un examen a un alumno ciego. No tiene sentido que una empresa tenga una bandera de X colectivo y pregone que es inclusiva, pero no tienen a nadie que sepa lenguaje de señas ni mucho menos una rampa ni baños adecuados para personas con silla de ruedas.

   No se puede decir que somos hiper tolerantes si cuando en un bus se sube una niña con capacidades diferentes, todos se le quedan viendo como un bicho raro o en los cuentos dicha niña sólo puede ser un personaje secundario que toma el papel de víctima desamparada. No podemos decir que somos los más tolerantes y diversos pero a determinadas corrientes religiosas les deseamos la muerte y los encasillamos en X o Y características.

   Es problemático hacer una lista para personajes inclusivos, pero luego los que tienen características que no gustan quedan como los malos malvados porque si, porque “me caen mal”. He leído y escuchado gente que tiene como política que determinada sexualidad y etnia sólo pueden ser de personajes villanos en sus historias. De nuevo, no pongo nombres, no pongo títulos, no pongo redes sociales, pero lo dejo aquí porque existen y son la clase de personas que se enojarían si alguien siquiera hiciera un chiste a la inversa. Como dije, es fácil encontrarlos si uno se adentra en los grupos de interacción.

¿De verdad se busca promover la inclusión o es más bien querer consumir contenido con propaganda inclusiva? 

   Creo que vale más que el acceso y disfrute del entretenimiento para todos que hacer una lista de víctimas eternas para incluir en las historias. Prácticamente la inclusión se ha vuelto un producto en cuanto se prioriza llenar cupos dentro de la ficción antes que de verdad incluir dentro de la sociedad o que estos personajes sean realmente buenos por lo que son y no por lo que representan. De nada le sirve a una persona en silla de ruedas ser revictimizada en un cuento, lo que le sirve es que haya personajes dignos con su característica y que la sociedad exija el cumplimiento de las leyes y códigos para el acceso a cada ciudadano.

   Un problema de los consumidores es que nos centramos en producciones norteamericanas como si nos debieran algo. Sólo venden, esa es su gracia, nos venden entretenimiento desde su perspectiva, ¿por qué no apoyamos nuestras producciones o exigimos que nuestros países produzcan algo bonito?

   Sonará pretencioso para algunos, pero el cine alternativo no le tiene que envidiar su calidad al gigante norteamericano, excepto el dinero, claro, y aún así se las apañan para cosas chivísimas. Si los inclusivos quieren ver asiáticos, que vean películas asiáticas y lean literatura asiática, si ellos quieren leer personajes con negros, que lean autores afrodescendientes y punto, ¿por qué un país tiene que a fuerza crear productos de X o Y cualidad que no son suyas? Sí, es lo que venden y sí, estamos en un mundo globalizado, pero no es como si no tuviéramos el ingenio para estirar el presupuesto y hacer cosas bien hechas o buscar un poquito más en los catálogos amplísimos de películas, libros y cómics.

   Obviamente no digo que, por cómo está la situación del entretenimiento, las producciones con mayor impacto no deban tener “personajes inclusivos”. Yo con el último párrafo me refiero a poner los pies sobre la tierra: en un país donde la gran mayoría es de X color no se puede esperar que sea representado como si las cantidades fueran 50/50. Es como la tontería de algunos que exigen muchos personajes de color en producciones japonesas a pesar de que la población de color en dicho país no alcanza ni el 5%. Es un absurdo.

   Aún falta por avanzar en temas de equidad, aún falta por avanzar en la inclusión real y no la simple politiquería ni el victimismo.

   Ahora, con todo esto dicho, puedo despedirme por hoy. Ha sido un placer poner este tema sobre la mesa, o más bien en este espacio. Cuéntenme, ¿qué opinan al respecto? ¿Están en contra, a favor, sienten que deben añadir algo más a la conversación? Los leo con suma atención y respeto en la sección de comentarios.

   Me despido y les deseo muchos éxitos en sus proyectos.
   Atentamente, una beta de por ahí, ¡chao!

   Fuentes de interés:
   ALFRELY SE EQUIVOCA: LA INCLUSIÓN SÍ ES FORZADA - Mexican Pover. YouTube: Mexican Pover.
   La hipocresía de la inclusión social | Daniel Cerezo | TEDxSanIsidro. YouTube: TEDxTalks.
   La Inclusión No Es El Problema, Sino No Saber Incluir. YouTube: El Mundo de Zowl.
   La inclusividad forzada arruina todo. YouTube: DarthThunder.
   Literatura e inclusión: influencias de la formación lectora y literaria en la educación inclusiva en la ciudad de Medellín, Colombia. Juliet Franco y Germán Gómez. Revista Interamericana de Bibliotecología. Colombia, Vol.44, No.2. Artículo en línea.
   Los Oscar establecen requisitos mínimos de inclusión en busca de unos premios más diversos. Periódico digital: El País.
   «No existe una verdadera inclusión si no podemos participar». Web: tododisca.
   "Normalicemos" y otras palabras tontas. YouTube: Cordura Artificial.
   Por qué la "brecha salarial" es el gran mito del feminismo. Web: Libre Mercado.
   Televisión. El fin que justifica los medios. Web: Cultugrafía.
   ¿Brecha salarial de género? Falso. Son los hijos. YouTube: Roxama Kreimer.
   ¿LA INCLUSIÓN NUNCA ES FORZADA? Respuesta a Alfrely. YouTube: Una Alienada.
   5 libros de diferentes géneros protagonizados por personajes con discapacidad. Web: Fantasymundo.
   6 novelas para conocer la discapacidad. Web: Lecturalia.

   Palabras clave: la inclusión no es forzada, la inclusión sí es forzada, normalización del colectivo LGBT+, normalización de personajes femeninos fuertes e independientes, cuotas de género en la ficción, normalización de las personas negras en la ficción, cuotas políticas en la ficción literaria, la hipocresía de la inclusión, la inclusión en la ficción puede ser hipócrita, inclusión de minorías en la ficción, la inclusión en la literatura, el problema de los personajes inclusivos

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