Disciplina para escritores

   // Cómo desarrollar más disciplina para escribir

   Es más doloroso el arrepentimiento de no haber hecho, que el haber hecho algo que fue difícil.

   ¡Hola, letritas hermosas!

   Unos colegas comentaban que últimamente sólo escribían tres palabras en cada sesión de escritura antes de ponerse 10min a escuchar música. No critico eso porque me ha pasado, pero lo señalo por cuanto es un problema evidente de falta de disciplina escritora. De eso vamos a hablar hoy.

   Lo voy a decir claro: Ser escritor es una vocación; una hermosa que no nace por arte de magia, sino con constancia y disciplina, de trabajo duro y esfuerzo. No podemos esperar a que "la Musa" simplemente aparezca de manera conveniente para que escribamos. No, así no funciona. La "Musa", o sea, la inspiración, debe encontrarnos cuando trabajamos. Y si no aparece, la buscamos y la hacemos llegar porque nosotros somos quienes escribimos nuestras historias, no la Musa.

Una mujer está en su escritorio frente a la computadora, se recargaen una mano mientras que la otra está sobre un papel. Está muy atenta a lo que está leyendo en el monitor.

   Si podemos organizarnos para ver a nuestros amigos cada fin de mes, o tomar café con alguien cada jueves o estar en redes sociales tres horas todos los días, entonces ¿por qué no podemos dispensar una o dos horas a la escritura? Eso es porque obedecer a alguien más (jefe, profesor, padres, amigos…) resulta más sencillo que obedecernos a nosotros mismos. En parte eso es porque regañarnos por una falta es diferente a que nos regañe alguien más. Tenemos que domar nuestra fuerza de voluntad, aumentar nuestra disciplina para vencer la pereza y hacernos caso cuando debemos hacernos caso.

   Entonces, ¿cómo empezamos a domarnos a nosotros mismos y ponernos a escribir cuando tenemos planeado escribir?

   Bien, lo primero es decidir.

   Las decisiones que tomamos en el presente afectan el futuro. Del mismo modo que evitamos atrasarnos con pagos y deudas, también debemos ponernos firmes con nosotros mismos y acatar nuestros propios planes: ponernos a escribir, informarnos, realizar el marketing de nuestras obras, interactuar con otros autores, ordenar la escaleta, buscar lectores beta y correctores. Es nuestra la decisión de escribir cuando lo tenemos planeado, es nuestra obligación para con nuestros sueños y metas, para nuestra obra en curso. Una obligación no es mala per se.

   Eso es lo primero, ser firmes con nosotros mismos. Decidir que queremos desarrollar fuerza de voluntad. Esto no es sencillo al principio, los hábitos requieren de tiempo para establecerse.

   Para este propósito debemos crear un plan de acuerdo a nuestros horarios y demás proyectos. Yo sé que muchos tienen hijos, tareas del hogar, trabajo, universidad, colegio, etc. La finalidad de crear un horario y plan de acción para escribir a diario es darle un espacio a la escritura como una actividad regular y necesaria para nosotros.

   Estos horarios también tienen que tener un motivo funcional, o sea, metas. Las metas son fundamentales. Fijamos planes con amigos para jugar con la finalidad de divertirnos y relajarnos con ellos; hacemos citas para cenar fuera porque queremos comer algo rico y pasarla bien con alguien; nos organizamos para estudiar para avanzar académicamente. Entonces, planeamos un horario para terminar un cuento, una novela, crear un hábito.

   Las metas diarias, semanales y mensuales son un detallazo ideal para nuestro cerebro malacostumbrado a procrastinar. Debemos empezar con metas realistas a nuestros niveles de productividad. Escribir 200 palabras o un microcuento diario; planear una escena una semana y a la siguiente escribirla o escribir un capítulo semanal; terminar un cuento de 10 páginas al mes o completar un poema en ese mismo tiempo; planear por algunas semanas y meses un cuento para participar en un certamen literario.

   Con esto es importante tener en cuenta que, en caso de no cumplir un día, de todas formas no hay que tirar la toalla. Si no conseguimos fuerza para escribir una escena, entonces podemos pensar cómo terminar de definir algún personaje que nos haga falta o encontrar información ideal para la construcción de mundo o responder preguntas para definir la personalidad de un personaje. Se empieza con tiempos cortos, metas chiquitas y luego avanzar conforme tomamos mayor fuerza y confianza.

   Algo. La idea es hacer algo. Una escaleta, aesthetics, promoción, bocetos de portada o buscar información. Incluso sirve pensar en por qué una película o serie que nos ha gustado funciona tan bien en trama o personajes o misterios, el aprendizaje y crecimiento creativo no debería encajonarse en sólo lápiz y papel, el cine también cuenta.

   También, en este asunto de no dejar de "hacer" es posible crear un plan para guardar ideas. Si queremos tomarnos en serio, nuestras ideas merecerán un trato digno y debemos buscar cómo no perder nuestras ideas. Ya sea con una libreta, un archivo para lluvia de ideas, un apartado en el documento en que estamos escribiendo o donde sea. La cuestión es ordenarnos. En mi caso particular, por si desean ejemplos de otros escritores, yo organizo mis proyectos por carpetas: Novela X, Novela Z, Cuentos, Ideas de novelas, Portadas sin historias, etc.

   Al cerebro le gustan las rutinas, lo ideal sería crear una para conseguir estas pequeñas metas. Me pongo de ejemplo: Lleno mi botella de agua, busco mi USB (tener respaldos es muy importante) y mis audífonos. Entonces, encendida la computadora, coloco música o películas de fondo y me pongo a trabajar en la U, escribir o tener tiempo de ocio. De hecho, también en mi pizarra de tareas tengo colgados dos letreros que hice en foam con el signo de botón de encendido. El color verde es para escribir y el color celeste es para la U. "Encender" cada tarea me ayuda a recordar que debo enfocarme en lo que estoy haciendo y a forzar a mi cerebro a cooperar.

      Conforme pasan los días las cosas se vuelven más sencillas y podemos dedicarle mayor tiempo tanto a la escritura como aumentar la cantidad de metas (no olviden, eso sí, que cantidad no es necesariamente calidad). Hay que practicar a diario para que se convierta en un hábito y hasta lo hagamos por inercia, justo como tomamos el celular para ver videos o leer cómics.

   Existen muchos recursos para poco a poco crear constancia diaria. Retos mensuales como hace NaNoWriMo, retos temáticos como el #angstruary para febrero, todos los de octubre o incluso las muchas fichas que varios escritores y lectores hemos creamos para motivarnos entre nosotros a no dejar de escribir (aquí varios ejemplos de ejercicios de improvisación). Incluso, existen cuentas en redes sociales y grupos dedicados a la literatura. Solamente hace falta buscar.

   Un detalle muy importante para poder escribir más y mejor es encontrar aquellos baches que hacen que procrastinemos y sacarlos del camino. Sea porque recibimos críticas destructivas, porque muchas obras fueron rechazados en certámenes, excusas, miedos a salir de la zona de confort… Todo eso hay que ubicarlo y trabajarlo para que deje de ser un obstáculo regular.

   En cualquier profesión es posible encontrar personas que sean pilares o demoledoras. Así que es momento de dejar las comparaciones de lado, los comentarios malos enviarlos a la papelera y de decirnos "sí podemos". Hasta una nota recordatoria en el escritorio sirve como autoimpulso. Si podemos completar trabajos universitarios sacrificando tiempo de ocio, bien es posible sacrificar dos de las cinco horas de Twitter para escribir un capítulo, un cuento o documentarse para una novela.

   "Que la música me distrae". No pongás música.
   "Que estuve dos días sin cumplir". Pues rompé la racha y seguí adelante, que las metas ahí siguen y tenés el potencial para cumplirlas ahora sí.
   "Que hay mucho ruido". Que ese sea tu fuerte para que tus palabras sean más altas y te fortalezca la concentración. Aprovechá otros horarios, vete a un lugar más tranquilo o hacelo en conjunto con alguien más.
   "Que no sé escribir". Entonces ponete a practicar, a leer más, a documentarte. Sin hacer nada es seguro que ninguna persona aprenda algo, incluso si le gusta.
   "Me gana la pereza jeje". Tu cuerpo no se manda solo, vos dominás tu cuerpo y tus ideas (no estoy contando crisis por enfermedad mental con esta última afirmación, ojo ahí. En ese caso es mejor ir súper despacio y se puede usar la escritura como terapia).
   "Me cuesta transicionar escenas y continuar acciones". A todos nos cuesta algo. Sin práctica te será más difícil. Enfocá tus ratos de escritura a desarrollar las cosas que te son complicadas.

   Entonces, resumamos pasos simples para cultivar la disciplina y hábitos de escritura:

   1. Es tuya la responsabilidad de decidir escribir todos los días sin importar que la inspiración esté por las nubes o no.
   2. Es una responsabilidad con vos mismo y tu obra respetar los horarios y tu plan para escribir todos los días.
   3. Debés ser realista con tus primeras metas para poder hacerlas cada vez más grandes.
   4. Por vos y tus metas es que debés luchar contra la decepción por tus fallos. ¡Podés superarlos y mejorar!
   5. Encontrá aquello que te frena y buscá soluciones sin excusas ni autocompasión. 
   6. No te rindás.

   Habiendo mencionado lo anterior, podemos cerrar este tema por aquí. Así que cuéntenme ¿tienen otros métodos para desarrollar la disciplina creativa o son de los que necesitan tales consejos? Si creen que es posible desarrollar más algo de lo mencionado o tienen sugerencias, no duden en comentarlas.

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   Les deseo muchos éxitos y bendiciones.
   Atentamente, una beta de por ahí, ¡chao!
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   Más consejos en este blog:
   Empezar a escribir, parte 1parte 2.
   Malos hábitos de escritura, parte 1 y parte 2.


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   Fuentes de interés:
   Cuentos y otras historias (Escribir ficción). 
   Sinjania; formación para escritores.

   Palabras clave: tener disciplina para escribir, desarrollar disciplina como escritor, tener más disciplina a la hora de escribir, desarrollar el hábito de la escritura, escribir sin inspiración, disciplina creativa

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